¿Qué fue del procurador romano Poncio Pilato después de condenar a muerte a Jesucristo?

El nombre de este célebre funcionario romano es uno de los más famosos de la historia.

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Si los historiadores han logrado acreditar fehacientemente la existencia real de Jesús de Nazaret -motivo por el cual la historia de la humanidad se divide en antes y después de Cristo- también han logrado demostrar que el prefecto romano que gobernaba Judea al momento de la muerte de Cristo (hecho ocurrido en el año 784 después de la fundación de Roma) fue Poncio Pilato, funcionario que, según algunos autores, habría pertenecido a la noble familia de los Poncios, estirpe perteneciente a la orden ecuestre y originaria probablemente de la localidad de Benevento, en Italia.
Poncio 2

Poncio Pilato, quien gobernó la provincia romana de Judea desde el año 26 al 36 d.C., es mencionado por el historiador romano Tácito en sus “Anales”, por el historiador judío Flavio Josefo en su obra “Antigüedades judías” y por el filósofo helenístico judío Filón de Alejandría, que lo describe -con algo de exageración- como “una persona cruel que se caracterizaba por su venalidad, su violencia, sus robos, sus asaltos, su conducta abusiva, sus frecuentes ejecuciones de prisioneros que no habían sido juzgados, y su ferocidad sin límite”.

Una de las pruebas más fehacientes de la existencia real de Poncio Pilato data de 1961, cuando el arqueólogo italiano Antonio Frova desenterró en el anfiteatro romano de Cesarea (capital de la provincia romana de Judea, también llamada Cesarea Marítima, ubicada a unos 100 kilómetros de Jerusalén y que a partir del año 6 d.C. sirvió como residencia gubernamental y sede militar romana) una piedra caliza de 82 centímetros por 68, fechada entre los años 26 y 36 d.C., donde aparecía una dedicatoria de Poncio Pilato al emperador Tiberio.

En aquella piedra, puesta en honor de un templo de culto levantado por Pilato en honor de Tiberio, aparecía la inscripción “Tiberieum / Pontius Pilatus / praefectus Iudae / refecit”, que acreditaría el cargo de prefecto de este célebre personaje histórico.

La llamada Piedra de Pilato, encontrada en 1961 en Cesarea y que se conserva en la actualidad en el museo de Jerusalén.

La llamada Piedra de Pilato, encontrada en 1961 en Cesarea y que se conserva en la actualidad en el museo de Jerusalén.

El historiador judío Flavio Josefo narra que Pilato, miembro del orden ecuestre y quinto prefecto romano de la provincia romana de Judea entre los años 26 y 36 d.C., tras ser designado en ese cargo por el emperador Tiberio, introdujo en Jerusalén unos estandartes con el busto de Tiberio, que originaron un gran revuelo en la población de esa ciudad hasta que Pilato revocó la medida y los retiró. Este historiador también cuenta que Pilato utilizó dinero del Templo para construir un acueducto, aunque en esa ocasión las iras judías fueron duramente reprimidas por los romanos.

Los Santos Evangelios canónicos han presentado a Poncio Pilato como responsable ejecutivo del suplicio y crucifixión de Jesús de Nazaret, luego que Cristo fuera enviado a su presencia por los fariseos y miembros del Sanedrín. Éstos habían solicitado a Pilato que ejecutara al Nazareno, ya que lo habían hallado culpable de blasfemia, y la pena capital, debido a que Judea era una provincia del Imperio, sólo podía ser aplicada por los romanos.
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Durante el juicio de Jesús, son famosos varios pasajes, como el episodio en que Poncio Pilato le habla a Jesús, y en vista que éste no pronunciaba palabra, le dice: “¿No me respondes? ¿No sabes que puedo crucificarte o ponerte en libertad?”, a lo que Cristo le respondía: “No tendrías tú ese poder sobre mí, si no lo hubieses recibido desde arriba; por eso el que me ha entregado en tus manos ha cometido un gran pecado”.

También es célebre el momento en que Poncio Pilato, quien había ordenado la flagelación de Jesús antes de su ejecución, para deslindarse de cualquier responsabilidad de su muerte, deja que el pueblo judío decida entre liberar a un peligroso preso de nombre Barrabás o liberar a Cristo.

La Biblia y otros textos devocionales relatan que, tras ser cruelmente flagelado, Jesús, cubierto con una capa colorada, una corona de espinas sobre la cabeza y un cetro de cañas en sus manos atadas, fue conducido al palacio de Pilatos, quien lo presentó a la multitud vociferante con la frase “¡Ecce Homo!” (“Aquí tenéis al hombre”), agregando a continuación que “os lo presento otra vez para que sepáis que no hallo en Él ningún crimen”.

Sin embargo, en vista que el enfurecido populacho gritaba la frase “¡Que muera! ¡Que sea crucificado!”, y la agitación del pueblo se hacía tan grande que los romanos temían una insurrección, Poncio Pilatos mandó que le trajesen agua; un criado se la echó sobre las manos delante del pueblo, y el prefecto romano gritó desde el lugar donde se encontraba: “Yo soy inocente de la sangre de este Justo; vosotros responderéis por ella”. Entonces, según diversas fuentes, se habría levantado un grito unánime de toda la multitud, que se componía de gentes de toda la Palestina: “¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros descendientes!”.
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Los Evangelios cuentan que Claudio Procla, esposa de Poncio Pilato, le había rogado al procurador romano que liberara a Jesucristo, por cuanto había soñado con él y estaba segura de que era un hombre santo. “No te mezcles en el asunto de este justo, porque hoy, por su causa, tuve un sueño que me hizo sufrir mucho”, le dice Claudia Procla a Poncio Pilato, según relata el Evangelio de San Mateo. Sin embargo después que Jesús fuera condenado a muerte, diversos textos devocionales relatan que Claudia Procla abandonó a su marido y en los años siguientes se haría cristiana y seguidora de San Pablo, siendo hoy venerada como santa en la Iglesia Ortodoxa griega y etíope.

Con respecto a que ocurrió con Poncio Pilato después de la muerte de Jesús de Nazaret, el historiador Flavio Josefo cuenta que hacia el año 35 el procurador romano reprimió con violencia a los samaritanos en el monte Garizim y ejecutó a sus dirigentes, acción por la que Vitelio, legado de Siria, le ordenó que volviera a Roma para rendirle cuentas al emperador Tiberio. Sin embargo, cuando Pilato llegó a Roma en la primavera del 37 d.C., Tiberio había muerto hacía poco.

El cantante y actor David Bowie encarnando a Poncio Pilato en la película "La Última Tentación de Cristo" (1988).

El cantante y actor David Bowie encarnando a Poncio Pilato en la película “La Última Tentación de Cristo” (1988).

Juan Chapa, profesor de Teología de la Universidad de Navarra, en una nota publicada por el diario español ABC, comenta que “según una tradición recogida por Eusebio, Poncio Pilato cayó en desgracia bajo el imperio de Calígula y acabó suicidándose”, agregando que también existen otras versiones menos fiables que aseguran que Pilato fue cesado de su cargo y desterrado a la Galia donde murió.

Si bien no se sabe a ciencia cierta cómo y dónde murió Poncio Pilato, una leyenda cuenta que el procurador romano que ordenó la muerte y crucifixión de Jesucristo se mató con su propio cuchillo y su cuerpo fue después atado a una rueda de molino y arrojado al rio Tíber, en Roma, pero inexplicablemente se habrían perturbado las aguas, por lo que fue llevado a Vienne y hundido en el río Ródano. Allí, en vista que volvería a ocurrir lo mismo, su cadáver fue llevado hasta un lago de una montaña cercana a Lucerna (Suiza), que aún hoy es llamada Pilato.
jesús ante poncio pilatos

Hoy, Poncio Pilato es el arquetipo del hombre poderoso, pero débil e indeciso, que no duda en sacrificar la justicia en sumisión a sus intereses personales y políticos. La Enciclopedia Católica lo describe como “un tipo de hombre mundano, conocedor del derecho y ansioso de cumplirlo en la medida que pudiera ser hecho sin sacrificio personal de ninguna clase, pero cediendo fácilmente a la presión de aquellos cuyo interés era que él actuase de manera diferente. Él hubiera gustosamente absuelto a Cristo, y hasta hizo serios esfuerzos en esa dirección, pero cedió a la presión de inmediato cuando su propia posición fue amenazada”.

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