Han pasado casi dos décadas desde que María Isabel tuviera su momento de fama. “Quince minutos”, deseó Andy Warhol para todos, “quince minutos debería gozar cada ser humano”. ¿Para qué lo deseaba así el genio del pop art? ¿Porque todos se lo merecerían? ¿O para que todos sepan cómo se sufre ser famoso? La frase no viene con instructivo.

“Antes muerta que sencilla” se consagró ganadora del concurso de Eurovisión. Pero para nosotros, la canción remite a “Brujas”, la tira que emitió Canal 13 a comienzo de siglo.

María Isabel tenía apenas nueve años en el momento en que la fama grande llegó a su vida. Con el cambio de la cultura y el paso de los tiempos el reggaetón se instaló en el día a día de la música. María tuvo ofertas del género y llegó incluso a firmar un contrato. La cuestión no funcionó, tal vez por ese dilema al que se enfrentan tantas artistas infantiles cuando deben cambiar de imagen: el reggaetón es un género que se encuentra en las antípodas, justamente. María Isabel ya reunía los requisitos para brillar en la música actual. Muy bella y de formas esculturales, es extraño el hecho de que no lograra instalar su nombre en el nuevo género.

“Cuando era pequeña no me esperaba nada de lo que me iba a pasar, y cuando sucedió, yo seguí igual, lo viví al máximo y lo disfruté. Volvería a esa etapa con los ojos cerrados. Pero eso ya lo he vivido, y con eso me quedo. Que me quiten lo bailao’”, explicó la cantante años después del suceso. Pero entonces, ¿qué ocurrió?

“Me voy, me voy de la música, me voy de todo eso que una vez amé, pero que a día de hoy estar en la industria se me hace muy complicado (…) Padezco ansiedad y es complicado lidiar con ello a diario, y más en este mundo…”, explicó la mujer, poco tiempo atrás en Instagram.

María Isabel se dedica a la generación de contenido sano en las redes, pero ahora se ha tomado una pausa: se encuentra en la dulce espera. “Te esperamos con ansias (…) Nuestra princesita es una nena muy afortunada, estará rodeada de personas maravillosas”, concluyó la niña de 2004, casi dos décadas después.