Cami habrá ganado muchas cosas. La industria de la música conoce bastantes trucos y sabe más por vieja que por sabia. Pero también, en el camino ferviente de seguir sus pautas, muchas cosas pueden perderse. Cami perdió varias, incluso el apellido. Pero el hecho de reducir su nombre completo a un apócope bien comercial sería secundario. Veamos…

Para reconocer en Cami a Camila Gallardo hay que hacer un trabajo duro. La excelente e internacional artista en la que se ha convertido la joven no impide, sin embargo, no lamentar lo que ha quedado en el camino. Ahora, como ya tantas veces, ha vuelto a pasarnos. Cami publico unas sofisticadas imágenes, con el cabello profesionalmente planchado, el make up sin hendiduras y un vestido larguísimo, de mangas allende las muñecas.

La referencia, más allá del vino tinto del pelo, fue inmediata: Morticia. Ese negro larguísimo no dejó lugar a discusiones. Cami lució bella, puede ser.

Ahora bien: ¿cuánto tiene esta moderna y cosmopolita mujer con la jovencita que nos enamoró cantando a voz en cuello, con el acento local colándosele en cada nota? Y más aún, si la conocías a Camila Gallardo y te cruzas en un evento a Cami, ¿la reconocerías? Alguna vez, aunque parece haber sucedido en otra vida y en eras pasadas, Camila lucía… así.

¿La verdad? Extrañamos a Camila, así, con el «la» sobre el final. No desconocemos que los agentes de prensa y asesores han tenido en su desarrollo profesional. Pero… Su cabello era una madeja de bucles y tenía el color de un ser humano, menos atractivo que el rojo carmín de ahora, pero color castaño claro como el de tantas otras chicas de su edad. Y lo más importante, sus labios serían más finos, pero al menos sonreía constantemente.