Casos de grandes plagios que marcaron a fuego la historia de la música

La reciente disputa por la canción de Ed Sheeran obligó a abrir archivos

Guía de: Música Pop

Estás durmiendo, sientes que las musas te invaden, despiertas sudoroso, escribes la melodía inspirada y comienza a rezar: que nadie haya compuesto nada similar tiempo atrás. ¿Podría definirse así la vida de los músicos? Claro… la justicia y la figura de plagio recomponen la cuestión de modo distinto: te sientas a un escritorio rodeado de managers que exigen éxitos y dinero, las presiones no te dejan crear nada y, sin decírselo a los buitres, escribes una partitura ya existente sin comentárselo a nadie y dices que has creado algo. ¿Así lo ve la justicia, no? ¿Cómo lo ves al bueno de Ed Sheeran, que acaba de safar con un veredicto? ¿Hizo alguna de las dos opciones?

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¿Qué canciones pasaron por el juicio de plagio? A ver… Vanilla Ice lanzó “Ice ice baby” en 1989. La intro con ese bajo tan pero tan parecido a “Under Pressure” que obligó al rapero a reconocer la inspiración, tanto como en Queen como David Bowie saltaron en seguida. Finalmente, el tema debió reconocer a las leyendas y hoy la autoría es compartida. El arreglo se consumó por fuera de la corte y entregó una figura de dudosa credibilidad: había sido un sampleo que alguien olvidó mencionar en los créditos del disco. Ummhh..

Sam Smith ganó un Grammy por la grabación de “Stay With Me” en 2015. Pero Tom Petty saltó enseguida, aunque con formas respetuosas y poniendo paños fríos: “Todos mis años de composición me han demostrado que estas cosas pueden suceder. La mayoría de las veces lo detectas antes de que salga por la puerta del estudio, pero en este caso se les escapó. La gente de Sam fue muy comprensiva con nuestra situación y llegamos fácilmente a un acuerdo”. También se arregló sin llegar a juicio y la canción debió incluir a Petty y Jeff Lynne, que también comenzaron a cobrar regalías por el tema.

 

New Seekers le ganó un juicio a Oasis por el hit “Shakermaker”. El tema original, “I’d Like to Teach the World to Sing”, “prestaba” la melodía juguetona a los hermanos Gallagher. Lo que acentuó el conflicto es que Coca-Cola usó la canción de Oasis y pagó por la melodía. Conclusión: los Seekers ganaron el pleito y Noel escupió: “ahora solo tomaré Pepsi”.

La industria tembló con el caso de “Blurred Lines”. Fue en 2014 cuando los sellos pelearon duramente contra los jueces y acusadores. La razón: la justicia dictaminó que había copia de “sensación” del tema “Got to Give It Up”, una vieja canción del año 1977 de Marvin Gaye. La partitura no se parecía demasiado, pero la familia de Gaye reclamó por la línea, las voces y los temas de transformación como puntos de plagio: es decir, nada puntual pero, al ver tantas cosas inspiradas allí, el alma de la creación si había sido copiada. El fallo fue durísimo: Pharrell y Thicke debieron pagar US$5 millones a los herederos de Gaye, más el 50 por ciento de todas las regalías futuras. ¿Y la industria? Pudo sobrevivir.

 

Un caso testigo de la diferencia que existe entre los artistas y abogados: en 1997, los Rolling Stones permitieron a The Verve tomar cinco notas de “The last Time”, de 1965, para el hit “Bitter Sweet Symphony”, a cambio del 50% de las regalías futuras. Lanzado el tema, el inefable manager Allan Klein pasó por alto a sus exdirigidos y reclamó que The Verve había tomado más de lo que estipulaba el contrato, algún segundo de más. Llevó el asunto a juicio y ganó: se quedó con el 100%. Años después, ya fallecido el abogado, Mick Jagger y Keith Richards, en un gesto de gigante grandeza, devolvieron el valor de las regalías a The Verve, se retiraron de la autoría y cedieron la tutela del tema a su compositor.

 

Tal vez el caso más famoso se haya terminado en 2016, cuando la justicia liberó a Led Zeppelin. Durante décadas su famosa “Escalera al cielo” fue puesta bajo la lupa por Michael Skidmore, fideicomisario de la herencia del cantante Randy Wolfe. El hombre, que ni siquiera era músico, quería hacerse de una fortuna ajena por la canción del grupo Spirit, del que por supuesto tampoco había formado parte, “Taurus”. Robert Plant siempre negó la copia y finalmente fue un perito en musicología, Lawrence Ferrara, quien determinó que esa secuencia de acordes existía hace trescientos años.

¿Qué casos se encuentran hoy en día en juego? Marvin Gaye contra Ed Sheeran, con un primer fallo vigente, y uno muy reciente: el cercano Miguel Bosé contra Dua Lipa por la exitosa “Levitating”. La justicia tiene la última palabra. Y entonces, volviendo al inicio, ¿cómo será la cuestión?

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