La vida de Julio Iglesias, de 76 años, vuelve a cambiar debido a un nuevo fallo de la justicia. La Audiencia Provincial de Valencia anuló el fallo del Juzgado de Primera Instancia 13 de Valencia, que en julio del 2019 había declarado a Javier Santos hijo suyo por una prueba de ADN que dio positiva, explicando que dicha prueba fue presentada contra su voluntad.

El juez José Miguel Bort rechazó la prueba genética al no haber sido realizada con consentimiento del demandado, quien se niega a realizarla hace ya tres décadas. Julio reconoce haber tenido un romance con la bailarina portuguesa Maria Edite Santos, de 66 años, la madre de Javier y aún así no quiso realizarse la prueba de ADN.

No es la primera vez que la justicia falla a favor de Iglesias. En el año 1991, Maria Edite inició la primer demanda para reconocimiento de filiación: Según María su hijo es fruto de una relación que mantuvieron ella el cantante durante el verano de 1975, mientras él aún estaba casado con su primera esposa Isabel Preysler. En esa oportunidad el Juzgado de Primera Instancia 13 de Valencia había declarado la paternidad, pero la Sección Octava de la Audiencia revocó esa decisión. En el año 2004, Javier inició la demanda de su mamá nuevamente, en un Juzgado de Primera Instancia de Marbella, que fue desestimada.

El abogado de Santos, Fernando Ozuna, anunció que recurrirá en casación la sentencia de la audiencia de Valencia al Tribunal Supremo y está dispuesto a ir, si es necesario, al Constitucional y al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. También reflexionó, “¿Por qué no viene el cantante a hacerse voluntariamente la prueba de ADN? La respuesta es sencilla, sabe que el análisis genético lo va a convertir en padre”.

¿Y el derecho a la identidad? ¿Javier Santos, más allá del parecido físico al cantante, no tiene derecho a saber si Julio es su padre?¿La justicia no garantiza los derechos también del demandante? El tiempo tendrá la respuesta.