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¿Son seguros los recitales en Chile?

Cada vez que asistimos a un evento masivo estamos expuestos a una serie de amenazas que pareciera a nadie importar. ¿Es seguro asistir a un recital en Chile?

Año a año en Santiago el número de eventos masivos en torno a la música crece más y más. Durante los últimos veinte años, hemos visto más artistas presentarse en Chile que en cualquier otro momento de nuestra historia. Giras mundiales colosales, nunca antes vistas, han llegado para instalarse en nuestro país y presentarse frente a un fiel público que acompaña a pesar de los altos precios de las entradas.

Así como el precio de los tickets aumenta, también ha aumentado en cierto modo el nivel de organización de estos grandes eventos. A diferencia de algunos años atrás, hoy tenemos lugares idóneos para realizar shows de categoría mundial, como por ejemplo el Movistar Arena, lugar que reúne todas las características para hacer de un espectáculo un momento íntegramente amable. Seguridad, estacionamientos, fácil acceso y comodidad son características presentes en un lugar que no tiene nada que envidiar a cualquier otro recinto del mundo pensado en recibir shows de mediana concurrencia.

Mientras el Movistar Arena se empina como el mejor lugar para disfrutar de un buen recital o show artístico en este país, su reducida capacidad obliga a recurrir a espacios clásicos, como el Estadio Nacional, por décadas el único lugar capaz de albergar eventos para 40 mil personas o más, con la seguridad y vías de acceso necesarias, entre otras cosas.

Recitales seguros

Foto: Christián Zúñiga

Pocos lugares en Santiago cumplen con las normas de seguridad necesarias para un concierto.

Dejando de lado el Estadio Nacional y el Movistar Arena, no hay otro complejo en Santiago que cumpla con las medidas de seguridad necesarias para albergar un evento masivo. Al menos ninguno además de los lugares ya nombrados, lleva a cabo medidas evidentemente básica de prevención.

Teatro Caupolicán

 

Un clásico de la escena capitalina es el Teatro Caupolicán. Grandes shows se han llevado a cabo en un espacio reservado para las artes, el deporte y la cultura por varias décadas. Desde hace un tiempo, el teatro ubicado en calle San Diego muestra una remozada infraestructura, con amplios baños y pasillos, así como también salidas de emergencia bien señaladas.

Lo anterior debería ser garantía para poder llevar a cabo cualquier tipo de evento en ese lugar, pero la realidad es otra. Para los últimos shows de Roxette y Duran Duran realizados hace pocas semanas, el Teatro Caupolicán lucía igual que en innumerables ocasiones: colmado de público.

A simple vista se podía notar que la venta de entradas superaba la capacidad de espacios disponibles en el lugar, hecho que obligaba al público a ubicarse en escaleras, pasillos, entradas, salidas, etc. Esto último no solo representaba una molestia a quienes sentados en sus asientos como correspondía no podían ver el show, sino que también, una situación de peligro inminente ante cualquier emergencia.

Una ruleta rusa

Llama profundamente la atención ver como la productora juega a una verdadera ruleta rusa y apuesta a que ningún imprevisto sucederá durante el show. Solo cuatro personas con chaquetas color amarillo se encuentran de espaldas al escenario, cuatro personas que representan la “seguridad” de todo un teatro completamente sobrevendido.

La sensación de inseguridad que se experimenta en los recitales es única. Es vergonzoso como las productoras cobran lo que quieren y a cambio no recibimos ni siquiera un video previo al show con recomendaciones sobre qué hacer frente a una emergencia, a quien recurrir o donde está ubicada la enfermería o servicio de primeros auxilios más cercano. En el país más sísmico del mundo, nadie hace mención a una posible evacuación de emergencia durante un espectáculo masivo.

En nuestro país los congresistas discuten sobren el “People Meter” con la excusa de la televisión de calidad, pero a nadie le importa o toma en cuenta la inseguridad y peligro al que se expone al público chileno en cada acto masivo. A nadie le importa que lugares como el “Teatro La Cúpula” del Parque O’Higgins continúe siendo autorizado para eventos que sobrepasan su capacidad y con la previa experiencia de desmayos y lesionados en el lugar.

Ojalá algún día podamos disfrutar de los eventos que tanto nos gusta asistir de manera segura, sintiendo que la retribución por el precio que pagamos no está solamente arriba del escenario.

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