La misteriosa raza de perros que habitó la Patagonia: Enigma vigente en el fin del mundo
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En la crónica de los dramáticos hechos durante la malograda toma de posesión e intento de poblamiento del Estrecho de Magallanes en 1580, por Pedro Sarmiento de Gamboa, se detalla una extraña situación vivida por el general Flores de Valdés, durante uno de los varios encontronazos con los nativos: “Traían perros de ayuda, barcinos, de traílla, muy mayores que los grandes de Irlanda, que los hay muchos en aquella tierra y los usan traer para la guerra, y pelean perros contra perros, y aún contra los hombres contrarios… y fue de notar una cosa: que los perros de los indios y los nuestros arremetieron los unos contra los otros, rabiando y llegando a cuatro pasos los unos de los otros, tornaron huyendo los unos a una parte y los otros a otra, sin tocarse, y nunca más los pudimos hacer que se embistiesen”. No hay espacio para la duda o confusión en el relato. Con claridad se expresa que los aborígenes tenían perros: “Los perros de los indios”. ¿Perros nativos en Patagonia?

Descripción gráfica del Canis Magellanicus. Tomada de los apuntos de Charles Darwin en su paso por el actual Canal de Beagle.
Perros en el estrecho
No es la única mención a la presencia de perros junto a los nativos. Aproximadamente un mes antes del episodio narrado previamente, señala esta vez Sarmiento de Gamboa, haberse encontrado con nativos acompañados de un perro grande como lebrel, el cual se abalanzó sobre los españoles mientras los aborígenes les flechaban. Quizás debido a las difíciles circunstancias que tuvieron que vivir omitieron describir a los canes patagónicos. Sin embargo, Ricardo Eduardo Latcham, arqueólogo, etnólogo e ingeniero chileno, quien tomando diversas fuentes concluye que tales canes tendrían unos 60 centímetros de alzada, robustos y de pelaje largo y cola bien poblada. Orejas cortas y paradas, hocico alargado pero no puntiagudo y dientes fuertes. Sus colores habrían sido blancos y pardos y los aborígenes les llevaban mediante traíllas (modalidad muy similar a la que utilizaban los españoles).

La imagen corresponde a una especie de lobo extinta en 1911, pero guarda bastante similitud con la descripción de perros nativos de la Patagonia.
Del relato de Pedro Sarmiento de Gamboa, y otros exploradores, puede extraerse que los españoles solían llevar perros en sus expediciones aunque pocas veces fueron descritos en la carga de las naves. Por lo tanto puede entenderse que desde 1520, año del descubrimiento del estrecho, hasta el arribo de Sarmiento de Gamboa a la región (1580), la sucesión de expediciones al estrecho bien pudieron haber dejado perros detrás de si que luego se reprodujeron asalvajados. El mismo Sarmiento de Gamboa menciona más adelante en su relato que le quedaban cinco perros: dos fueron comidos y tres se perdieron en los montes. La presunción de perros “europeos” asalvajados en el estrecho estaría convalidada por una mención de la expedición de Juan Ladrillero, quien expresa haber visto perros entre los indios chonos en 1558. ¿Asalvajados y mestizados con perros patagónicos o eran perros autóctonos de origen precolombino?
Perros precolombinos
En la pampa y la Patagonia argentina se han encontrado restos fósiles de perros asociados a antiguos grupos de cazadores y recolectores. “El registro más antiguo de un perro para Argentina corresponde al sitio Cerro Mayor de 1.600 años de antigüedad”, asegura Daniel Loponte, del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano de Argentina, citado por Lucas Viano, periodista especializado en ciencia, ambiente y tecnología de Argentina. Agrega el investigador, que en la zona andina de Chile y Argentina existe evidencia fósiles de perros, aunque su presencia podría considerarse como de muy baja densidad poblacional.
“Cuando llegaron los primeros europeos al continente que más tarde se llamó América, el animal doméstico más repartido entre los indígenas de aquel nuevo mundo, era el perro”. Inicia así Ricardo Latcham su capítulo dedicado al perro nativo. Luego concluye que “este animal se halló desde Groenlandia y Alaska en el norte, y Tierra del Fuego por el extremo sur, tanto en las costas como en el interior del continente. Concluyente definición de la existencia de perros autóctonos americanos. El autor destaca que muchos vocablos indígenas son exclusivos para denominar al perro autóctono. Mientras que utilizan otras voces para denominar a los animales venidos con la conquista. En general, voces que intentan copiar las palabras castellanas:
El elusivo y misterioso Canis Magellanicus
En la “Memoria de la Gobernación de Magallanes”, de Manuel Señoret en 1896, se señala que: “…abunda hasta ahora y es un auxiliar de los indígenas el perro fueguino, cuyo origen, al parecer, mezcla de perro y zorro, es un problema científico interesante y aún no resuelto”. Según describe el escritor chileno Criss Salazar, en su excelente artículo sobre los perros nativos americanos del sur.
Luego de la breve mención sobre la existencia de perros nativos en el Estrecho de Magallanes, por Pedro Sarmiento de Gamboa en 1580, se conoce que en 1619 los hermanos Bartolomé y Gonzalo García de Nodal, desembarcaron en Punta Vírgenes encontrando rastros de ganado vacuno, guanacos y perros, pero no vieron ninguno. En 1670, John Narborough describe perros grandes con los aborígenes, como los vistos por Sarmiento de Gamboa, pero mucho más al norte, en la Bahía de San Julián (Patagonia argentina).
Luego de esa fecha no se obtienen registros de perros grandes, aunque si de portes pequeños por parte de los exploradores. En 1696 Jean Baptiste De Gennes, avista cinco o seis perros pequeños con los Alacalufes en Puerto Hambre. Posteriormente Jacques de Beauchesne-Gouin en 1699, John Bulkeley y John Cummings en 1743, Alexandre Duclos-Guyot en 1764 y Louis Antoine de Bougainville en 1768, avistan solo perros pequeños. Misterio que se extiende durante casi cien años hasta que apenas un año después de la observación de Bougainville, en 1769, Sydney Parkinson en “Diario de un viaje por los mares del Sur”, describe perros grandes y similares a los descriptos por Sarmiento de Gamboa con los onas en la Bahía Del Buen Suceso, lugar situado en el extremo más al sur e inhóspito de Tierra del Fuego. Es la última mención sobre perros grandes nativos en la Patagonia. ¿Exterminados en el continente? Cabe señalar lo difícil que es arribar aún hoy a la Península Mitre, en Tierra del Fuego. Entonces, ¿refugiados los últimos en ese lugar? ¿Por qué desaparecen abruptamente en la región?
Algunos autores consideran que el perro fueguino procedía de una domesticación del zorro, señalándose como uno de los principales sospechosos el culpeo o Pseudalopex culpaeus, que habría sido domado por parte de comunidades canoeras formando parte de la propia familia, no siendo entonces de la especie Canis lupus familiaris o perro propiamente tal. Sin embargo, estudios publicados por la Universidad de California en el año 2009, sugieren la posibilidad de un vínculo con el lobo silvestre del Chaco argentino-paraguayo conocido como el aguará gauzú o Chrysocyon brachyurus, presumiéndose alguna relación con el zorro nativo de las Islas Falkland o Malvinas.
Obras consultadas
- Primer registro de perro doméstico prehispánico (Canis Familiaris) entre los grupos cazadores recolectores del humedad de Paraná Inferior (Argentina). Dres.: Alejandro Acosta. Daniel Loponte y César García Esponda. Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología. N.º 13 Bogotá Julio/Dic 2011.
- Los animales domésticos de la América Precolombina. Ricardo Eduardo Latcham (1922).
- Huellas de perros por el cemento fresco de Chile (Parte 1): Los canes nativos y domesticados entre las comunidades indígenas del territorio. Criss Salazar.
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