“Chamaco” Valdés y Carlos Reinoso: ¿Quién fue mejor?

Continuando con los aportes de lo que significa un volante de creación y enlace en la Roja, sacamos a dos que en su tiempo también provocaron debate por su diferencia de escuela.

Guía de: Selección Chilena

La disyuntiva alcanzó su punto más alto en la previa al partido con Australia, en el Mundial de Alemania 74. Los enviados especiales apuntaban a que el equipo, sólo con Carlos Reinoso en la cancha, tenía un tránsito más rápido hasta el sector rival; mientras que si formaban el ya mencionado volante junto a Francisco Chamaco Valdés, el trámite se retardaba ya que ambos talentosos se consultaban antes de enhebrar un ataque.

Fue ése uno de los temas que adornó aquellos tramos de la historia de la Selección Nacional. ¿Quién debía ser el conductor de la Roja? ¿Chamaco? ¿Reinoso? ¿Los dos juntos?

La diferencia de estilos aderezó aún más la discusión. Francisco Valdés era el símbolo de Colo Colo y del representativo, resideñado por el DT Luis Alamos para que, aparte de ser el creador y habilitador con sus pases al vacío o de grandes trazos, también participar del funcionalismo del equipo defendiendo, quitando y recuperando.

Formación de la Roja en 1973. Arriba, de izq a der: Juan Machuca, Antonio Arias, Elías Figueroa, Alberto Quintano, Juan Rodríguez y Juan Olivares. Abajo: Carlos Caszely, Francisco Valdés, Sergio Ahumada, Carlos Reinoso y Julio Crisosto.

Formación de la Roja en 1973. Arriba, de izq a der: Juan Machuca, Antonio Arias, Elías Figueroa, Alberto Quintano, Juan Rodríguez y Juan Olivares. Abajo: Carlos Caszely, Francisco Valdés, Sergio Ahumada, Carlos Reinoso y Julio Crisosto.

Carlos Reinoso era el opuesto en todo el sentido de la palabra. Por resumirlo en forma breve, era más personalista que el capitán albo. En la cancha, Reinoso fue amo y señor del América mexicano porque todo pasaba por él. Incluso, se decía que pateaba los corners y corría para cabecearlos él. Fuera del campo, ídolo también al ser rostro frecuente de las páginas sociales y tener arrastre entre la porra americanista, llegando al endiosamiento.

Lo ideal era verlos a ambos juntos en el campo. La teoría indicaba que el mediocampo chileno gozaría de talento y visión de gol. La práctica demostró que nunca pudieron congeniar en sus estilos, ya que uno debía resignarse ante la figura del otro en beneficio del equipo. Como lo confesó el propio Chamaco Valdés alguna vez, al recordar que en la definición ante Perú, en el estadio Centenario de Montevideo por las Eliminatorias al Mundial de Alemania, le otorgó todo el crédito al mexicano para que la oncena fuera conducida según el estilo de Carlos Reinoso.

Chamaco…

Refiriéndonos a sus particulares historias, Chamaco Valdés dio los primeros chutes en el club Manuel Montt de su barrio Juan Antonio Ríos. De ahí emigró a las divisiones inferiores de Colo Colo, desde donde no tardó mucho en pasar al escenario mayor. Fue en enero de 1961, en un amistoso de los albos con el elenco paraguayo de Cerro Porteño donde tuvo su estreno en sociedad. Ingresó en el segundo tiempo y, con algunas improntas de galanura en el manejo del balón, anotó un gol. Dos partidos más le bastaron para quedarse en el primer plano donde se le destacó su sentido futbolístico, que superaba a su físico delgado.

Debut de Chile en el Mundial de 1974 ante la entonces Alemania Federal. Chamaco saluda a su par germano, Franz Beckenbauer.

Debut de Chile en el Mundial de 1974 ante la entonces Alemania Federal. Chamaco saluda a su par germano, Franz Beckenbauer.

Su precoz clase le hizo ganarse un espacio en la delantera titular, junto a su mentor futbolístico Cua Cuá Hormazábal. Incluso, se le señaló como potencial integrante en la nómina final del seleccionado chileno que disputaría el Mundial de 1962, pero el DT Fernando Riera no lo consideró por su juventud. Sólo debutó con la camiseta roja tras dicho certamen, en el marco de la Copa Dittborn ante Argentina. A esa altura, sus cachañas y sus jugadas  para sibaritas eran el placer de la galería, no así para la prensa especializada que llamó la atención de aquello. Con el transcurrir de los lances en que intervenía su técnica iba en franco ascenso, pero diferencias con el técnico Luis Alamos lo marginaron de los partidos del Mundial de Inglaterra 1966, a pesar de integrar la nómina de 22 convocados. Según lo que se informó en aquella oportunidad, el centrocampista  fue un elemento disociador e indisciplinado en el plantel.

Al final de la temporada 1969 diferencias de opinión con el presidente de Colo Colo, Héctor Gálvez, derivaron en su salida del cuadropopular. Fue prestado a Unión Española, donde de todas maneras –y con un dejo de rabia por su intempestiva partida del club de sus amores- realizó una gran campaña. Cuando se pensaba que, tras la temporada 1970, volvería al redil se extendió su exilio enviándolo a Antofagasta Portuario.

La llegada de Luis Alamos a Colo Colo a principios de 1972 posibilitó su retorno. Tras una conversación privada entre el estratego y el centrocampista, comenzó a forjarse el mítico elenco subcampeón de la Copa Libertadores el año siguiente. Ese plantel, capitaneado por Chamaco, fue la base de la Selección que clasificó al Mundial de Alemania.

Tras el certamen en canchas germanas, Francisco Valdés alineó en Santiago Wanderers, Cobreloa y en Deportes Arica.

Por la Selección Chilena, entre 1962 y 1974, formó en 49 partidos Full International anotando 9 goles.

… y El Maestro

En su historia, Carlos Reinoso comenzó en el club Círculo Social de las Barracas y Alas de Cerrillos. Con apenas 12 años llegó a la Tercera Infantil de Audax Italiano, donde comenzó a relucir su habilidad innata la que se consolidó cuando subió al equipo de honor. Ahí, su administración en la cancha lo resaltó por sobre la media del futbolista nacional. Incluso, reforzó en varias ocasiones a Colo Colo, Universidad de Chile y Universidad Católica en sus compromisos internacionales. Además, fue goleador de la temporada 1968 con 28 anotaciones.

Reinoso ante los alemanes orientales. Su desempeño ante los germanos del Este candidatearon al Maestro a ser el exclusivo conductor ante Australia.

Reinoso ante los alemanes orientales. Su desempeño ante los germanos del Este candidatearon al Maestro a ser el exclusivo conductor ante Australia.

Así, en 1970 el club mexicano América compró su pase por apenas 23 mil dólares de la época. Cumplida su primera temporada en canchas aztecas, su cotización subió –mínimo- al triple de lo inicialmente cancelado al club de colonia. Con la camiseta americanista fue campeón de liga en dos ocasiones (1970-71 y 1975-76), además de adjudicarse una Copa México (1973-74) y dos Supercopas mexicanas (1971 y 1976). A nivel internacional, se llevó la Copa de Campeones de la Concacaf y la Copa Interamericana, ambas en 1977. Este último trofeo el elenco azulcrema se lo adjudicó al superar en la definición, en Ciudad de México, a Boca Juniors por 2-1. El tanto de la victoria fue obra de Reinoso, gracias a un tiro libre que concretó en los últimos instantes del encuentro disputado en un estadio Azteca lleno.

Fue en esa coyuntura que el Real Madrid mostró interés en hacerse de sus servicios. El centrocampista viajó hasta la capital española, donde entrenó con el elenco madridista por dos semanas. Sin embargo, la negativa de Guillermo Cañedo, mandamás del América, de venderlo más el arraigo de Reinoso en Norteamérica determinaron que continuara su carrera con la camiseta de las Águilas.

En México se le recuerda como El Maestro. Los chilenos que vieron en terreno el arrastre que tuvo Reinoso en ese país coinciden en que, literalmente, estaba considerado a la altura del mismísimo Pelé. Es que las hizo todas, goles de penal, de servicio directo, hasta de media cancha. No en vano, fue escogido como uno de los tres mejores extranjeros que pasaron por el balompié mexicano en el siglo XX.

Por la Selección Chilena, entre 1967 y 1977, formó en 34 partidos Full International marcando 7 goles.

Usted elige… ¿Chamaco o Reinoso?

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