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En muchos países viajar en avión es un privilegio al que pocos pueden acceder por los altos precios de los boletos. Sin embargo, y contra dicha lógica, hay un hombre que ha impactado al mundo al señalar que actualmente vuela gratis y por todo el mundo.

Es la historia de Ben Schlappig, un joven de 25 años quien confesó que en los últimos 15 meses ha logrado burlar a las aerolíneas para así poder cumplir su meta de viajar gratis en avión por todo el mundo.

“Los aviones son mi dormitorio. Son mi oficina y mi cuarto de juegos (…) soy muy afortunado porque hago lo que me gusta”, señaló este joven neoyorkino a la revista Rolling Stone agregando que abandona los aeropuertos sólo para instalarse en lujosos hoteles.

Schlappig es parte de un movimiento social que en los últimos años se ha denominado como “Hobbyist”, término que deriva de la cultura “hacker” y que identifica a todas las personas que tienen como obsesión el aprovecharse de las grietas legales e informáticas de las aerolíneas para así poder viajar.

De hecho, lo de Schlappig no es nuevo, pues confesó que cuando tenía 15 años se dedicaba a volar cada fin de semana y que a los 18 años ya había acumulado más de 800 mil kilómetros en el aire.

Pero el año pasado, y tras una ruptura sentimental, Schlappig decidió dedicarse a ser un “hobbyist” a tiempo completo, fue así como tomó un avión en el aeropuerto de Seattle-Tacoma y desde entonces no ha parado de viajar gratis y en avión.

Al respecto, Schlappig resume sus técnicas para burlar a las aerolíneas en simples pasos:

1.- Elegir una aerolínea según los beneficios y reglamentos que tenga esta. Hay que lograr ser un cliente exclusivo de una aerolínea para así estar al tanto de los posibles resquicios legales.

2.- Tomar todos los programas de beneficios que ofrezca la empresa, para así sumar puntos por compras que en teoría son ofertas.

3.- Aprovechar posibles fallas en el sistema de venta de ticket de las aerolíneas. Hay “hobbyist” que crean programas para rastrear dichos errores que terminan siendo tarifas erróneas y por ende económicas.

Igualmente, hoy Schlappig también se dedica a contar sus experiencias y a aconsejar a otros viajeros en su blog. También cuenta con una empresa que ofrece asesoría a clientes que buscan mejorar sus itinerarios de viaje.