Searching for a Sugar Man en In-Edit: La huella del héroe

Sixto Rodríguez, poético y desgarrador, es una leyenda casi anónima para nuestro hemisferio, que padeció del síndrome que dificulta el acto de “ser profeta en su tierra”.

La intermitencia es una de las trabas más comunes que impiden sostener una carrera próspera en la senda musical. De todas formas, imagina que pudieras trasladarte en una máquina del tiempo a la Sudáfrica de los setenta. Vivieras el pleno apogeo del Apartheid (un escenario para nada óptimo). Pero si en ese punto del mapa, y a pesar de la censura y la nula libertad de expresión que te apresa, llegas a hacer de tu trabajo un tesoro tan o más valorado que el “Abbey Road”, de The Beatles, o el “Bridge Over Trouble Water”, de Simon and Garfunkel, te transformas en un caso excepcional.

In Edit

Foto: Guioteca

Justamente la descripción precisa para dar a conocer y explicar el fenómeno de Sixto Rodríguez. Tan poético, pero mucho más desgarrador y melancólico que la entrega de Bob Dylan, esta leyenda casi anónima para nuestro hemisferio padeció del síndrome que dificulta el acto de “ser profeta en su tierra”. Y así como sembró, desapareció. Enigma que hizo más excitante la odisea de haber unificado (con su desconocimiento absoluto) a un mínimo séquito de profesionales de la crítica y de la industria musical, dedicados a articular las piezas de un puzzle que sólo se configuraba por el mito arrojado. Escasos datos biográficos; ambiguos testimonios de quienes lo acompañaron temporalmente; dos trabajos de estudio, además de algunas compilaciones; y múltiples suposiciones de finales trágicos, desde que se quemó a lo bonzo tras una accidentada presentación hasta que se voló los sesos,  conforman sólo parte del agrietado ser de culto.

Todo hace pensar en un pasado convulsionado y en recolecciones. En dedicarse a desmenuzar la integridad tanto de “Cold Fact” como de “Coming From Reality” –para saber de dónde vino y a dónde fue el creador– y en darle reconocimiento a un héroe musical supuestamente caído en acto de servicio. Todo, hasta que las revanchas cobran su lugar en la tierra. Esto es parte de “Searching for a Sugar Man”, el documental del sueco Malik Bendjelloul, que dio inicio a la novena edición del In-Edit, a sala llena, en el Teatro Nescafé de las Artes.

Un tributo tardío, pero que aterrizó para devolverle la mano a este prolífico individuo y de virtuosismo innato. La entrega es perfectamente un titánico B-side, considerando las grandezas musicales que se posan cada diciembre en este certamen. Y, seamos o no amistad de los festivales, fue galardonado en dos categorías de Sundance 2012.

Figura situada en el Olimpo

El registro de Bendjelloul sitúa a esa figura “más grande que Elvis en Sudáfrica” en un Olimpo que parecía quedarle extraviado. Acentúa la búsqueda delirante de un minúsculo grupo que busca darle un sentido legal y que se esmera en propagar la humanidad de un casi héroe anónimo. Y revitaliza el género, cuando lo significativo ya no es sólo lo que está escrito con letras doradas en la historia oficial del rock. He ahí la riqueza de este documental: encumbrar el valioso detalle olvidado.

Riqueza que se puede redescubrir en la semana y fracción del In-Edit, invitando a desclasificar un exquisito universo de la música, que va desde lo más enaltecido hasta joyas escasamente revisadas. Rolling Stones, The Chemical Brothers, Wilco, Bob Dylan, Daniel Johnston, Fugazi (ya un emblema del post-hardcore), Antony Hegarty y la dupla de la celebrada cinta “Once”, en lo internacional. Emociones Clandestinas, Congreso, Chancho en Piedra, Los Rockers, Piedra Roja y el adelanto de la historia de Alain Johannes (a estas alturas, una reputada figura en Estados Unidos), integran la muestra local.  Sólo un trozo de una nómina que promete cerrar el segundo semestre del 2012 exaltando ante todo la supremacía sonora.

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