Anna Sorokin es una joven rusa que fue a estudiar a Estados Unidos, convirtiéndose en becaria de una revista en ese país. Hasta ahí la historia no tiene nada extraño, sólo por una cosa: En Norteamérica cambió su apellido por Delvey; no dijo que venía de Rusia, sino que era Alemana; y agregó que era heredera de una gran fortuna.

Esto le permitió vivir en hoteles cinco estrellas, vestir ropa de diseñadores de alta costura, asistir a fiestas exclusivas, viajar en aviones privados y dar generosas propinas de US$100.

También se convirtió en una destacada influencers del mundo de la moda a través de redes sociales, principalmente Instagram.

Sin embargo, cada vez que debía pagar la cuenta en hoteles y otros, tenía problemas con la tarjeta, no andaba trayendo cheques, ni menos efectivo. Por esto siempre algún conocido o amigo debía salir a su rescate. Usaba la conocida frase “yo te pago después” y falsificaba documentos para conseguir préstamos. Así a punta de esas excusas  logró cometer fraudes millonarios.

Toda su mentira fue descubierta y Ana Sorokin fue declarada culpable de robar a la alta sociedad de Manhattan más de US$ 270 mil en recaudaciones como la presunta heredera millonaria Anna Delvey.

Todo esta historia sedujo a los productores de Netflix, haciendo que la plataforma pagara US$ 320 mil por contarla. Así en los próximos meses verá la luz la serie “Inventing Anna”, protagonizada por Julia Garner .

Y es que la historia de Sorokin parece ser muy atractiva. Por ejemplo, la nota que reveló todo en la revista The Cut se convirtió en la más leída de la publicación en todo el año. Es más, según el rastreador de la industria Chartbeat, se cree que es el sexto artículo más leído de ese año en todo el mundo.

Como si fuera poco su nombre ha sido  tendencia en las redes. Por ejemplo, cuando se conoció el caso en 2018  la gente vestía camisetas con lemas de “heredera falsa”. Incluso la revista Elle había ofrecido un tutorial sobre cómo maquillarse “los ojos como Anna Delvey”.

Pero a pesar de su fama, Sorokin no verá mucho dinero, ni siquiera de lo que pagó  el gigante de la entretención por su historia. Ocurre que por primera vez se aplicó una Ley de Nueva York que prohíbe que un condenado reciba dinero por contar sus delitos. A cambio buena parte de los recursos se usará para pagar deudas o restituir daños causados durante su vida simulada.