Las próximas elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos podrían ser las primeras en las que una mujer se convierta en presidenta del gigante norteamericano, y a diferencia de lo que ha ocurrido en comicios anteriores, esta vez la indumentaria está tomando un rol relevante.

Así lo tiene claro la candidata demócrata, quien ha hecho varios cambios en sus elecciones de vestuario, dejando de manifiesto que una simple elección de estilo es una declaración de poder, competencia y preparación.

En ese sentido, la vicepresidenta de Joe Biden está utilizando en esta contienda electoral su vestimenta para proyectar una imagen de autoridad y seriedad, elementos cruciales en su camino hacia la presidencia. Durante su campaña, Harris ha mantenido un enfoque consistente en su elección de trajes, optando por colores sobrios como el negro, azul marino y beige, con ocasionales toques de color, como el rosa salmón. Este estilo no es un simple capricho; es una táctica para consolidar su imagen como una líder capaz y confiable.

El mensaje que transmite Harris a través de su ropa es claro: está preparada para asumir el cargo más alto del país. En ese sentido, la cronista Vanessa Friedman asegura en un artículo para The New York Times: “Kamala Harris está inventando la imagen de lo que una mujer presidente puede ser”. “En un entorno donde cada detalle es escrutado, la consistencia en su vestimenta le permite evitar distracciones y enfocar la atención en su capacidad como líder”, asevera.

Uno de los aspectos más destacados del estilo de Kamala es la elección de trajes de diseñador como Chloé, que ha sido su aliado en eventos clave como la Convención Nacional Demócrata. En este sentido, los especialistas en imagen aseguran que el traje azul marino que lució durante su discurso en agosto de 2024, por ejemplo, no solo fue favorecedor, sino que reforzó su imagen de dignidad y preparación, elementos fundamentales para cualquier aspirante a la presidencia.

Sin embargo, la importancia de su vestimenta va más allá de la estética. Como bien señala Vanity Fair en un artículo dedicado a la candidata, la ropa de Harris juega un papel crucial en cómo se representa la autoridad femenina. En un mundo donde la imagen importa, ella ha sabido utilizar su ropa para superar el “imaginario colectivo” que tradicionalmente asocia el poder con figuras masculinas.

En definitiva, la candidata demócrata está dejando claro que su atuendo es una extensión del mensaje político que lleva adelante.