Marta Sánchez era la Marilyn Monroe española en 1991. Tenía ese look y lució en la clásica pose de la diva hollywoodense para una de las portadas más emblemáticas de la famosa revista española. Los títulos prometían a Marta “totalmente desnuda”. Las tipografías no mintieron. Marta se arrepentiría durante años de aquellas sesiones.

En 1991 la blonda era la voz del grupo Olé Olé. Marta ya excedía al grupo, que apenas le brindaba un entorno que la diva no tardaría en abandonar para proyectarse de modo solista con el álbum “Mujer”, en 1993. Había entrado a la banda en 1986 por medio de un casting, para reemplazar a Vicky Larraz. Pronto todos los ojos se fijaron en Marta en despecho de los demás integrantes del grupo. Era lógico, tenía apenas 19 años, una voz colosal y una belleza insólita.

El famoso desnudo estuvo precedido por varios hitos en la carrera de Marta. En 1989, Olé Olé llegó a Viña del Mar para ganarse de una vez y para siempre el corazón de los chilenos. Con el publico encendido por la corta vestimenta de la vocalista, Marta accedió a un pedido de los espectadores y levantó su falda: la cantante ya era, al tiempo de una voz privilegiada, una de las mayores fantasías eróticas del mundo hispano.

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El desnudo llegó sólo dos años después de la travesía chilena, pero no fue una experiencia grata. Aquella sesión estuvo rodeada de un feroz escándalo y, peor aún, de duras denuncias por parte de la cantante a la revista.

Interviú representaba en aquellos tiempos el destape español tras la larga dictadura franquista. Notas de actualidad y análisis política se mezclaban con chicas sin ropas, una fórmula infalible para el público masculino inspirada en la Playboy estadounidense. Durante el verano anterior, un paparazzo había captado a Marta durante sus vacaciones en las Islas Vírgenes. La cantante no quería que aquellas fotos se revelasen y, para impedirlo, accedió a posar desnuda para la revista. Aquello supuso un “chantaje” para la cantante; un simple “acuerdo” para la publicación.

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Una vez pasado el clásico lunes cuando la revista llegaba a la calle, más detalles salieron a la luz. Marta había enviado a una amiga a impedir la publicación de las fotos robadas por el paparazzi, y fue ésta quien negoció la sesión de estudio más una gigantesca suma de dinero, 40 millones de pesetas –algo así como 240.000 euros actuales.

El escándalo no terminó allí; más bien, todo lo contrario. Marta era hija del reconocido cantor de ópera Antonio Campó, quien jamás aceptó aquella sesión. Las fotos la enseñaban a la joven cantante sin ropas, pero en poses no mucho más fuertes que lo visto habitualmente en los medios. Pero cuando la cantante denunció el supuesto chantaje, la publicación se despachó con un poster central donde ella enseñaba la totalidad de su silueta. Durante aquel verano, la editorial responsable sacó en portada (de Interviú y de otras de sus publicaciones) en reiteradas ocasiones a Marta y sus fotos.

Marta Sánchez llevó a juicio a la publicación, alegando que la portada, y menos aún el desplegable central, estaban pactados. Lo perdió. Un par de años después, la cantante iniciaría su exitosa carrera solista con una serie de videoclips bien subidos de tono y un indudable cambio de look. El pelo a lo Marilyn dejaría sitio al lacio que incluso hoy luce.

Años tardaría Marta en recomponer el vínculo con su padre. En 2010 ganaría un juicio contra la editorial Zeta por el uso de las tomas en diversas publicaciones (en total, la cantante recaudaría más de medio millón de euros por aquel desnudo). Recién allí terminó aquel escándalo. Marta Sánchez, es hoy una de las figuras consagradas de la música hispanoamericana.

Videoclip “Arena y Sol”