¿Has visto bien esa foto de arriba? Mirala de nuevo. Tiene días. Debajo, Katy Perry tiene una panza gigantesca. Pero una figura no puede… Bueno, veamos…

Es una ley si quieres ser figura famosa, y vaya que Katy siempre quiso serlo. Recuerdas su caso: comenzó cantando canciones religiosas bajo su nombre verdadero. A mitad de camino cambió de fórmula en busca del estrellato actual. Merecido se lo tiene: quien persigue con ahínco sus sueños termina abrazándolos.

De aquel look Katy Perry aprendió varias lecciones: las divas, divas son. Una figura siempre luce perfecta, radiante, hermosa. Con un perfil superaudaz Katy lució su parte más femenina para atrapar el éxito masivo. Se volvió referencia inmediata en moda para millones de admiradoras. Pero ahora todo va cambiando y las redes han colaborado mucho a esto. La rabiosa urgencia de una publicación en Instagram ha enseñado otras caras de las famosas. Menos producida, más real. Pero claro, genuina es una cosa y desarmado es otra. Todo tiene un límite…

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¿A qué viene semejante intro? A que Katy compartió en sus redes una disparatada foto donde el mínimo atisbo de divismo quedó de lado. Ya sáben cómo es el embarazo. Puede vivirse, disfrutarse o, ejem, sufrirse de diversos modos. Si no lo crees, allí está la genial película “Qué esperar cuando estás esperando”. Todas las mujeres atraviesan el embarazo de distintos modos. ¿Cómo imaginas que Kate llegó a la clínica? ¿Altiva, radiante, sexy como en la foto que abrió el artículo? Tal vez no fue así. La cantante compartió la imagen y enloqueció de amor a sus fans. Falta poco, muy poco. ¡Qué aguante esa panza, por Dios! Y Kate… ¡Estás rabiosamente hermosa!