El Rey de la Salsa tiene ese don: aparte de ser un gran músico es, como se diría en los barrios, un buen tipo. Un hombre que ha alcanzado todas su metas en la vida, ha amasado una fortuna, pero nunca perdió la buena onda y la sencillez. En términos de mercado esto también sirve, y más aún, ¡ahorra!, porque no te hace falta recurrir a asesores de imagen y agentes.

Marc Anthony es un hombre más. Y sus fans, que huelen el truco a la legua, saben que Marc no imposta sencillez y bondad. La tiene. Es así. Sonriente, cool y, ejem, mujeriego, son adjetivos que calzan a la perfección al artista, quien no reniega de ninguno de estos y, lo más importante, sabe ubicarlos todos perfectamente en su vida; un ejemplo: Marc ha sabido mantener la cordialidad y el respeto con la madre de sus hijos, Jennifer López, sin por eso dejar de conocer bellísimas mujeres. Si no mientes ni dañas a nadie, ¿por qué no? Cada cuál elige como vivir.

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Sus fans le celebran esta sinceridad y festejan sus ocurrencias. Simplonas, divertidas, actitudes que cualquiera de nosotros podría tener. ¿Cómo ganó el músico la atención de miles y miles de followers en sus redes? Posteando su “look”: dos medias con cara de… ¿de vaquitas? ¿de conejitos? Cada quien sabrá. El artista tiene casi ocho millones de seguidores en sus fans y muchísimos de ellos le escribieron por la ocurrencia: “Sos un genio” o “¡qué tiernos son esos calcetines”.

Pero no contento con eso, el salsero reincidió en pocas horas. Recordó una vieja foto con uno de sus sonidistas, Sergio George… y decidió recomponerla, años después. 1995 y 2018. Dos hombres, jóvenes y entrados en años, haciendo morisquetas.

Sí. Morisquetas. Como podría hacerlo yo, como podrías hacerlo tú. Sólo que Marc Anthony es Marc Anthony. Exactamente eso: un grande de la música es un tipo más. Y qué lindo que así sea.