Si en algún momento pensaste que la pandemia podría sacar afuera lo mejor del ser humano, los días que corren son crueles contigo. El maldito virus ha desnudado las diferencias preexistentes en las personas y comunidades de un modo que jamás habríamos previsto. Si en la mismísima Bélgica se toman a golpes de puño por el uso de la mascarilla, imagina en el resto del mundo. Algo de eso también ha ocurrido en España, donde Miguel Bosé se ve envuelto en dura polémica.

Ocurrió así: el cantante instó a marchar por Madrid sin tapabocas… pero no concurrió a la protesta. ¿Cómo debe interpretarse esto? La consigna era aquella que, poco más, poco menos, gana terreno en el mundo entero: luego de un comienzo donde todos se unieron para aplaudir a los trabajadores de salud, comenzó en un grupo minúsculo y extremista una insólita queja que fue ganando adeptos; en clave de teoría conspirativa, los gobiernos del mundo estarían usando el virus para atentar contra las libertades individuales. Miguel Bosé, a esta altura un fundamentalista del liberalismo y el individualismo, convocó a marchar contra su gobierno, pero no concurrió a la protesta, tal vez por temor a infectarse.

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El músico, quien fuera noticia días atrás por no dejar entrar a su sobrino a la ceremonia de despedida de su madre por no profesar el culto católico, se expresó a favor de una marcha en contra del gobierno español por las restricciones impuestas a la ciudadanía luego del brutal paso del covid 19 por el país ibérico.

“Estamos en total desacuerdo con la obligación de llevar mascarilla a todas horas y en todos los lugares públicos (aunque estés solo) Nos parece una medida desproporcionada sin justificación científica. Utilicemos la mascarilla como pancarta”, proclamó el músico. Luego, fue ausente sin aviso. El barbijo, mascarilla o tapabocas ha sido recomendado por la Organización Mundial de la Salud, no como prevención para no contagiarse uno, sino para impedir despedir fluidos que contagien a un tercero.