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Cruzar el Puente de Brooklyn: Guía para uno de los paseos favoritos en Nueva York

Uno se empieza a alejar de Manhattan y a la derecha empiezan a aparecer los edificios del Distrito Financiero y el Southstreet Seaport.

En mi opinión, uno de los panoramas imperdibles para hacer en Nueva York es cruzar el Puente de Brooklyn. Me gustaría llevarlos por un paseo que se puede hacer en menos de medio día, que es barato, interesante y que te da una experiencia distinta de lo que es Nueva York.

Lo ideal sería en un día de primavera u otoño, con temperaturas agradables y cielo despejado. Uno se puede juntar en el lado de Manhattan, en la parada Brooklyn Bridge – City Hall de la línea verde (4, 5, 6) del metro. Uno empieza a caminar desde Park Row y de inmediato se siente una rica brisa en la cara. Los primeros pasos de la caminata te adentran en el paseo peatonal por donde uno cruza el puente. Vendedores ambulantes de agua y hot dogs, de mangos cortados como una flor y en un palito, preparan a los transeúntes para esta caminata que, con calma, puede durar entre media hora y cuarenta y cinco minutos.

Uno se empieza a alejar de Manhattan y a la derecha empiezan a aparecer los edificios del Distrito Financiero y el Southstreet Seaport. Ya en la primera torre del puente, los decibeles de la ajetreada ciudad se sienten más lejanos. Estas torres, imponentes e inamovibles, se conectan con cables de acero formando interesantes redes que sostienen  las miles de personas y automóviles que recorren este puente cada día.

Puente Brooklyn

Foto: Gerónimo Jiménez

Los cables de acero conectan con las torres formando interesantes redes que sostienen el Puente de Broolyn.

La caminata misma, junto con el aire marino y el sol primaveral, te desconectan un poco del frenético ritmo y más abajo se ven los ferrys y barcos surcando con calma el East River. En todo alrededor de la torre uno puede ir descubriendo la historia de esta maravillosa obra arquitectónica y de la familia que se encargó de construirla, los Roebling. Se dice que 27 personas murieron durante los 13 años que duró la construcción del puente.

Una de las escenas quizás más típicas de este paseo es la constante pugna entre ciclistas y peatones. Hay unas vías para ciclistas y otras para peatones. Como uno se puede imaginar, los peatones se aglutinan y no hay forma de pasar a no ser que uno se cambie a las vías del lado. En ese momento, pasan volando unos ciclistas que si no te agarran y te atropellan, lo mínimo que hacen es gritarte un rezo de improperios por pasarte a la pista de ellos. Los turistas sacando fotos y mirando paisajes son la amenaza más letal del ciclista que va apurado a algún lugar de la ciudad. Por eso, tenga cuidado y mire antes de cruzar.

Este video refleja la interaccion entre peatones y ciclistas al cruzar el Puente de Brooklyn:

Mirando río arriba hacia Manhattan, uno tiene una vista impresionante. Todo el skyline de la ciudad te respira en la cara y se despide de ti al acercarse a Brooklyn.

Puente Brooklyn

Foto: Gerónimo Jiménez

Vista del skyline de Manhattan desde el Puente de Brooklyn. Se pueden ver el edificio Empire State y el edificio Chrysler, entre otros.

Al llegar al otro lado, uno se encuentra con el barrio de DUMBO (Down Under the Manhattan Bridge Overpass). Pídase un café para llevar y tómeselo sentado en un banquito en el parque al lado del Manhattan Bridge. Si uno tiene suerte, se puede topar con parejas de recién casados sacándose fotos con los impresionantes puentes de fondo. Una postal para la posteridad.

El Puente de Brooklyn es de mis panoramas favoritos porque es un escape de la ciudad sin realmente salir de la ciudad. A pesar de estar en un lugar turístico con ajetreo y muchedumbre, la brisa en la cara, la vista 360 grados y la caminata al aire libre te regalan una escapada que te recarga de energías y te hace apreciar el lugar donde estás. Como quien diría, un paseo bueno, bonito y barato.

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