• Pía Solar, ex Guía de Tarot
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El arcano de La Rueda de la Fortuna es uno de los más ricos en el simbolismo del tarot y  representa la rueda de la vida y sus grandes cambios. En el camino de la vida todos estamos regidos por la ley del karma entendiendo esta ley como un trabajo a realizar y no un castigo como se ha entendido originalmente. Por lo tanto, es la rueda de la causa y efecto, en otras palabras que cada acción tendrá una reacción. Todo lo que hagamos, ya sea bueno o malo, recibirá su premio o castigo.

En las civilizaciones antiguas la rueda simbolizaba la vida en el Universo en un eterno movimiento, representando lo que está en permanente evolución. Si en algún momento esta rueda deja de girar significa que ya estamos muertos.

Foto: El Mercurio

La rueda de la fortuna.

En niveles metafísicos superiores representa el espíritu que nace, muere o desencarna, para volver repetidamente hasta que se haya unido a la Luz Universal. La rueda de la fortuna  gira hacia un solo lado, lo que nos recuerda que los hechos de la vida no son reversibles, que lo que ya hemos hecho no podrá ser cambiado ni siquiera por Dios.

Vemos también a una figura “humanoide” a la que se  le denomina Hermanubi. Este ser  representa la parte creativa del individuo. Es esta esencia espiritual que después de haber cumplido la ley del karma en esta vida, deja su cuerpo físico desencarnado para ascender hasta la esfinge donde será enjuiciado.

Sobre la rueda nos encontramos con una esfinge que nos habla del principio de equilibrio, lleva una espada en sus manos, ya que su deber es enjuiciar el comportamiento de los hombres en la tierra.

La cuatro figuras que aparecen a cada lado de la cartas representan los 4 evangelios, el hombre San Mateo, el Toro San Lucas, el León Sn Marcos, el Águila San Juan. Son también los cuatro reinos de la naturaleza, los 4 tipos de raza, los 4 cuerpos, físico, astral, emocional y mental.

En el interior de la rueda, pueden leerse las letras  rota, tarot o tora.

Estamos pues ante un arcano que nos habla de la constante renovación de la vida, las  modificaciones a lo que el silente  destino nos lleva a participar, nada volverá a ser lo mismo una vez que la rueda de la fortuna empiece a girar, no ha habido hombre que se haya podido vanagloriar de clavarla.