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Maestros y falsos maestros, ¿cómo diferenciarlos?

Un verdadero maestro jamás te dejará más preso de ti mismo, más ansioso de lo que llegaste.

¿Cómo reconocer un verdadero maestro de uno falso?

Simple; el primero te libera; el segundo te encadena.

El primero te invita a hacerte cargo; el segundo pone las soluciones fuera de ti.

Falsos maestros

Foto: Internet

El primero te muestra: “¿qué será eso que tienes que trabajar en ti para que fluya lo que tanto deseas?”; el segundo te amarra: “tráeme una foto de la persona para que hagamos un trabajo”

Un verdadero maestro jamás te dejará más preso de ti mismo, más ansioso de lo que llegaste. Por el contrario, siempre te irás más feliz después del encuentro con él.

El verdadero maestro te libera, pues ya ha hecho el trabajo de liberación en sí. Se rige cada vez por menos leyes pues está cada vez más cerca de única ley, la del Amor.

El verdadero maetro ha experimentado lo que dice, lo que enseña, lo que hace. Ha alineado sus tres cuerpos básicos; el físico, el mental y el emocional, para que sus acciones, sus pensamientos y sus sentimientos tengan coherencia. Es allí donde reside su autoridad; es desde ahí de donde emana su integridad.

Un verdadero maestro te enseña a no quejarte, pues quien se queja es quien no se atreve a correr el riesgo de que algo pueda variar; un maestro te enseña a cambiar lo que puedes cambiar, y a aceptar y a integrar en ti, lo que no.

Y claro que en el camino del maestro puede haber miedo y duda. Porque los guerreros de la luz tienen que saber vérselas con la oscuridad. Pero también, recorren el sendero consagrándose a los votos. A los votos de obediencia, pobreza y castidad.

Obediencia a la esencia, no a la personalidad. Mística.

Pobreza para vaciarse de sí y dejar que la sabiduría de DiosDiosa entre en él. Gnosis.

Y Castidad para vivir y actuar de acuerdo a sus valores. Magia.

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