• Matías Bakit, Equipo de Literatura Fantástica
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Lo primero que se debe decir de “Aleación de ley” (Nova, $ 19.000) es que es un regreso al impresionante mundo de “Nacidos de la bruma”, el mismo que construyó Brandon Sanderson en “El imperio final”, “El pozo de la ascensión” y “El héroe de las eras”. Lo segundo, y lo más importante, es que esta “continuación” está situada 300 años después de los acontecimientos narrados en las entregas anteriores.  Tres siglos en los que han cambiado muchas cosas.

Como ha dicho Sanderson en varias entrevistas, él es contrario a la idea ―bastante común en algunos tipos de fantasía― de que los mundos no evolucionan en el tiempo, sino que se quedan eternamente en una especie de era medieval.

Es así como al volver a estas tierras, nos encontramos con varias novedades. Ahora existe la luz eléctrica, los medios de transporte mecánicos, edificaciones con cada vez más altura y las armas de fuego; esto último, una gran amenaza para los alománticos que, sí, aún existen.

En este mundo conocemos a Wax, alomántico de familia noble, pero que ha preferido ser un Vigilante, una especie de sheriff de una zona llamada Los Áridos, compuesta por varios kilómetros de aridez, escasez de agua y delincuencia permanente.

Justo cuando su vida parece dar un vuelco para peor —debe volver a la gran ciudad de Elendia para asumir su lugar a la cabeza de su familia—, Wax recibe la noticia de extraños crímenes y secuestros que parecen coincidentes con las apariciones de un misterioso tren fantasma.

Para quienes fueron seguidores de la trilogía original, esta historia es distinta, no solo por la evolución del mundo, sino por el estilo. Más que fantasía, tiene características propias —y bastante claras— del western y de la novela detectivesca clásica. De hecho, el mismo protagonista parece sacado de varias películas de estos géneros. Y los personajes del pasado son mitos.

Esto hace que “Aleación de ley” ―que ahora llega a las librerías nacionales en una edición de lujo, con nueva portada y tapas duras― sea una novela que perfectamente se puede leer de forma independiente de sus predecesoras. Aunque claro, lo más aconsejable es haberlas al menos ojeado antes, para tener un mayor conocimiento de la historia de este mundo. Pero en mi opinión, no me parece estrictamente necesario.

Como siempre en los libros de Sanderson, la historia es muy entretenida y se lee de manera veloz. Además, la predilección del autor de dejar pequeñas pistas ocultas en las páginas de sus libros funciona perfectamente en esta especie de subgénero fantástico/western/detectivesco.

Ahora bien, la sensación que queda es la de una historia más bien aislada dentro de un mundo que, sabemos, da para más que eso. Sensación probablemente engañosa, dado que tiene dos secuelas. Y claro, con Sanderson nunca se sabe.