“Empuñapiedras”: Una historia contradictoria dentro del mundo de Malaz

Ian Eslemontt entrega un libro fácil de leer, que atrapa al lector, pero que no aporta en el contexto general de esta obra que suma y suma libros.

“Empuñapiedras” (La Factoría de Ideas-Océano) es el tercer libro de la serie Malaz: El Imperio, que como ya hemos explicado antes en estas páginas, es la saga —suerte de spin off— que escribe Ian Esslemont, el cocreador del mundo de Malaz, junto con Steven Eriksson.

Un nuevo título se suma a la saga de Malaz: El Imperio.

Un nuevo título se suma a la saga de Malaz: El Imperio.

Tal como hizo en la última entrega que había aparecido en español, “El regreso de la Guardia Carmesí” —y como hace en todos sus libros su amigo Steven Eriksson—, Esslemont desarrolla una historia con múltiples nudos y desde el punto de vista de diferentes personajes. Algunos, que serán conocidos para el lector, tienen mucha importancia en las sagas de ambos autores, mientras que otros forman parte de la —a veces exagerada— multiplicidad de secundarios que hay en este mundo.

Dentro de lo más destacado tenemos el arco encabezado por el ex renegado Melena Gris, quien sorpresivamente vuelve a las filas del Imperio de Malaz para dirigirlo en una nueva gran invasión. Por otra parte está Kiska, guardaespaldas del mago supremo imperial, que emprende una aventura para buscarlo.

En esta novela, como suele pasarme cada vez que leo algo del mundo de Malaz, hay puntos de dulce y agraz. En ese sentido “Empuñapiedras” es, a mi entender, una historia más ágil y rápida de leer que la anterior entrega de Esslemont. El tratamiento de personajes es más simple y efectivo que antes y las aventuras son directas y enganchan al lector de forma inmediata. Es decir, una novela más entretenida y que tiene un gran clímax.

Sin embargo, da la impresión de que la narración pierde originalidad con respecto de los dos libros anteriores que le hemos leído a Esslemont y, sobre todo, a Eriksson. Los diálogos son bastante simples —no suelen serlo en el resto de los libros de Malaz—, hay algunas historias que siguen una línea sumamente previsible y personajes absolutamente innecesarios.

Por sobre todo, Esslemont falla en algo que Eriksson sí hace muy bien, que es acercar la saga hacia su final. La historia, aunque entretiene, no logra hacer sentir al lector que hay un desarrollo importante en el marco general de la trama de los libros.

En resumen, una historia directa, que funciona, que se lee rápido. Pero que no parecer aportar al desarrollo general de la saga y que no tiene la originalidad que se podría esperar de un spin off de la historia central.

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