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Razones para subirse a una bicicleta

Cómo subirse a las dos ruedas puede permitir descubrimientos fascinantes del deporte y de nosotros mismos.

Nunca he sido buena para los deportes. Incluso más de una vez le pedí a mi mamá que me consiguiera un “falsificativo” para no hacer educación física en el colegio, porque nunca pude hacer la rueda, y menos la posición invertida, y llegar a ese suplicio de clase me afectaba el ánimo.

Desafío de Los Dinosaurios

Foto: La Segunda

El Desafío de los Dinosaurios recorre una exigente ruta entre San Fernando y las Termas del Flaco.

Eso sí, en mi casa sabían la importancia de los deportes; por más de diez años practiqué dos veces a la semana tenis, junto a mi hermano,  en un club de La Reina. Pero ojo, nunca le pegué a la pelota antes del segundo bote.

También mis vacaciones eran sinónimo de vida al aire libre. Viajábamos a la montaña y los días transcurrían haciendo trekking hacia lagunas escondidas, termas naturales, glaciares desconocidos y lugares donde la caminata duraba horas y horas.

Una vez que salí de la universidad y conseguí mi primer trabajo bien remunerado comencé a probar y a conocer nuevos deportes. Surgieron el buceo, el esquí, la escalada en roca, el kayak, windsurf, las carreras de aventura, el montañismo, el trote y el mountainbike. Todos los practico hasta hoy.

Claro que fueron las carreras de aventura y el mountainbike a los que me he dedicado de manera más “competitiva” corriendo en competencias o participando en circuitos.

Como somos pocas las mujeres deportistas en un país con un sedentarismo que supera el 90%, alguna vez alguien me preguntó el porqué me involucré en la práctica de la bicicleta y la razón es muy simple: Una pena de amor.

Hace muchos años sufrí una desilusión que me llevó a no querer saber nada del mundo. Como no dormía mucho, me acostaba muy temprano y no me daban ganas de salir en la noche (nunca he sido carretera) me inscribí en el gimnasio y comencé a frecuentarlo muuuuuuy temprano en la madrugada. Como a las 6 am. comenzaba mi rutina de bicicleta estática, trote, pesas, etc. En ese lugar, el profesor guía le comentó a un amigo acerca de una competencia en bicicleta que recorría 78 kilómetros, entre San Fernando y las Termas del Flaco, “A la conquista de los dinosaurios” y lo invitó a participar, y él me invitó a mí.

Al principio el profesor me miró, como se dice vulgarmente, “a huevo”, no creía que con mi baja estatura, mi nulo currículum deportivo y por el hecho de ser mujer, pudiera ser un buen elemento para el grupo de entrenamiento repleto de machos musculosos y buenos para pedalear. Pero para su sorpresa (y la mía) resulté ser un gran descubrimiento.

Cerro San Cristóbal

Foto: El Mercurio

El cerro San Cristóbal es una de las alternativas más usadas por los amantes del mountainbike.

Todos los fines de semana, durante unos cuatro meses, me levanté antes de las siete de la mañana para estar lista con mi bicicleta para comenzar los entrenamientos. Recorrimos circuitos increíbles,  muchos de los cuales espero comentarles en mis próximas columnas.

Descubrí que había lugares, más allá del cerro San Cristóbal, para entrenar, que era capaz de recorrer casi 100 kilómetros en un día, que podía pasar horas sin tener ganas de ir al baño y que el dolor de los músculos y el agotamiento era la mejor droga para olvidarme de todo.

Y así comenzó mi recuperación, mi enamoramiento de la bicicleta y de los deportes al aire libre.

En diciembre llegó la hora de la carrera a la que me había preparado con tanto entusiasmo. Era la primera vez que competía y me sentía nerviosa, pero llena de ganas. El día anterior  fui a una tienda y me compré una bicicleta por casi $250.000, una suma enorme para mí que estaba acostumbrada a las bicis que no costaban más de cien mil, pero quería ir en serio a mi desafío.

La carrera resultó ser un éxito, de casi 60 participantes mujeres salí sexta en la categoría general y me di cuenta que no me bajaría más de la bicicleta y que quería seguir compitiendo, no con el resto, sino que conmigo y superar mis propias marcas.

¿Y cuál es su razón para subirse a una bicicleta y comenzar a pedalear?

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