Si encuentras que pasar horas en el gimnasio es aburrido, que las máquinas no divierten a nadie y levantarte para hacer deporte no se te da fácil, tal vez lo que necesitas sea diversión a la hora de hacer ejercicios. En ese contexto, el pole dance podría ser justo lo que estás buscando.

A pesar de que durante años se relacionó al pole dance con lugares nocturnos y bailes eróticos, en la última década ha ganado terreno como una forma de ejercicio que no solo es efectiva sino también tremendamente entretenida. Ni más ni menos que Jennifer López nos dio un ejemplo en la Super Bowl del año pasado, mostrando sus asombrosas habilidades en esa disciplina.

La actriz y cantante tuvo que aprender pole dance para su papel en la película ‘Estafadoras de Wall Street’, pero continuó con su práctica debido a los beneficios que experimentó en su cuerpo.

Lo que hoy conocemos como pole dance tiene raíces que se remontan a hace 200 años cuando se comenzó a usar un pilar gimnástico como herramienta para practicar yoga y desarrollar masa muscular.

Otra versión afirma que los circos fueron los primeros en popularizarlo. Sea cual sea la versión auténtica, el pole dance fue tendencia en los años cincuenta en cabarets y discotecas, lo que le valió su reputación.

Hoy en día, no sólo es visto como una forma de entretenimiento, sino como una práctica de ejercicio que aporta múltiples beneficios, tanto físicos como emocionales. A nivel del cuerpo, ayuda a desarrollar la conciencia corporal y la coordinación. Además, es un complemento o sustituto ideal para actividades más convencionales, como ir al gimnasio, ya que, en términos de tonificación, es una disciplina incomparable.

El pole dance fortalece todo el cuerpo, ayudando a ganar fuerza, resistencia y flexibilidad de manera progresiva y a menudo más atractiva que los ejercicios tradicionales.

Este arte también fomenta la flexibilidad a través de movimientos como giros, arcos y aperturas de piernas. Junto con lo anterior incrementa la densidad ósea y, en consecuencia, la resistencia.

También actúa como un desintoxicante natural, ya que la combinación de movimientos en el pole dance acelera el metabolismo y ayuda a eliminar toxinas, lo que puede reducir las varices y mejorar la circulación. Además, debido a su naturaleza aeróbica, este baile puede mejorar la calidad del sueño, ayudando a la producción de endorfinas y serotonina, lo que conduce a una mayor relajación y una mejor calidad del sueño.

Como si fuera poco practicar pole dance también puede tener un impacto positivo en la salud mental y emocional. Muchas personas encuentran que aumenta la confianza en sí mismas, ya que superar retos y dominar nuevas figuras y ejercicios fomenta la autoestima. La satisfacción de superarse a uno mismo a través del pole dance es un incentivo poderoso para continuar mejorando.

En resumen, el pole dance es mucho más que una forma provocadora de entretenimiento.