¿Por qué amamos y extrañaremos tanto a la cantante de Roxette, Marie Fredriksson?

La legendaria cantante de Roxette se fue y el guía del canal nos deja un íntimo ensayo de dudas, recuerdos y sensaciones.

Guía de: Música Pop

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El calor me metió la traba el martes; me hallaba descompensado, recostado en la cama, cuando mi mujer me anunció: murió Marie Fredriksson. Me extrañó la noticia. Desde mi reposo alcanzaba a adivinar el sonido de la tele, que hablaba de otras noticias. “Lo leí en facebook”, me explicó ella. Claro, cuando conocí a Roxette no existía facebook…

El día a día nos entrega constantes señales de que una era ha terminado. Pero aún así, los ochento-noventosos, nos resistimos a entender que el tiempo ha pasado. Se van borrando los últimos vestigios de un mundo que ya no existe más. En ningún sitio… salvo en el refugio del arte. No existirán más aquellos bailes ni aquellas indecisiones, que si la sacas a bailar o te quedas con los muchachos. Hasta los gustos sexuales se aceptan de distinto modo en nuestra época. Habrán cambiado los formatos (¿qué palabra es esta?). Pero convengamos: pones youtube, “It mu…” y ya los buscadores te encuentran todo. Cuando comienza la música, esa batería cruda y de cámara infinita, comprendemos que la magia está intacta. Nada. El arte.

Roxette saltó a la fama tras otra triste revelación de las tantas que toleramos a menudo: la pesadilla del comunismo caía con un vergonzoso muro y otra comenzaba, con un libertinaje de mercado que sería tan, casi o peor de malo, cada quien sabrá. Lo bueno es que para escuchar Roxette no había que ser millonario: los cassettes eran baratos por aquellos días. Los cds no tanto, pero ya saben qué pondríamos hoy en día; un emoji de hombros levantados, palmas hacia arriba: qué le vamos a hacer.

El dato de que aquellos músicos venían de la helada Suecia le imponía un poco más de dramatismo a la elección. Se trataba de una serie de extrañas baladas propias de un tiempo donde la música debía ser más que entretenimiento para bailar y contar que querías tener sexo con una chica. El sexo no estaba nada mal, por supuesto, pero la vida es más que eso, ¿cierto?

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El sonido de las guitarras de Per Gessle confundía. Aquello no era rock. Pero tampoco sonaba a melódico. Para ser pop había demasiado dolor. Y la voz… la voz nos llevaba a una conclusión que aún hoy muchos abrazamos: si querías bailar con esa chica, aquel era el momento; el pasado son solo fotos y el futuro quién sabe. Esa siempre ha sido la mejor enseñanza del arte, ante los gurúes de la planificación y las infinitas dilaciones: hay que vivir el ahora, ya, esto que tenemos. Porque la famosa Eternidad, con mayúscula, dura un segundo. ¿Quién hubiera imaginado la trampa que la vida le tenía preparada a aquella hermosa rubia de pelo corto a los treinta y tantos años?

Volvamos a la música. En un artículo de años atrás usé una metáfora futbolera: Roxette era la Holanda del 74, la música total (en vez del «fútbol total»). Por aquel entonces la banda había vuelto a girar por el mundo y los más desatentos se sorprendían con la apariencia de Marie. Avejentada, cantando con bastón. Me llegaron muchos mensajes de lectores por privado: “Tu artículo se ha viralizado en grupos de fans, la gente lo lee riéndose, con lágrimas en los ojos”. ¿Qué les respondería hoy? ¿Emoji con lágrima, pero las mejillas coloradas?

Aquel arti contaba del maldito tumor de cerebro, de la solitaria recuperación en Estocolmo. Una de las cantantes más famosas del planeta aprendía a hablar y a leer de nuevo, a sus 40. Muchos volvieron a verla en aquellas actuaciones de 2011. Los que entienden de qué va esto, corrieron a verla: si Marie toca hoy, se la ve hoy. Porque mañana, otra vez, quién sabe. Aun muchos recuerdan una famosa crítica en algún medio internacional: que su voz ya no era la de antes. No recordamos el nombre del escriba (lo bien que está que así sea) y solo podemos decir: el hombre era un idiota. Emoji de «Se tenía que decir y se dijo».

Y basta, ¿cierto? Marie no llegará a vivir los tiempos por venir. Así son las reglas del juego. Como todo artista, le tendió una trampita a la que escribe las reglas. Recuerda: youtube, it mus… No. Si aún los tienes, tómate el trabajo y busca el cassette, o mucho mejor, el vinilo. Si aquella noche te animaste a sacarla a bailar y aun ella vive contigo, escuchen abrazados, juntos, mil años después. Si te acobardaste, pero aún la amas, llámala por teléfono, o búscala en las redes. Hay que vivir el hoy, ¿recuerdas? Un Día dura una eternidad, la maýuscula se la merece el «día», jamás la eternidad. En eso sólo se equivocó Marie. O tal vez no, y tan solo se trataba de un desafío. Debió haber sido amor… Y qué diablos, ¿por que no puede serlo, todavía? Emoji de puño cerrado, o de sacar músculo. Y fin del artículo.

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