• Mónica de Simone, ex guía de Alma
• |
• Ver más de alma

Me cuenta una de mis amigas del alma, que trabaja con la energía, una historia de aquellas.

Llega a verla una persona que solicita sus servicios, pues cree estar con presencias mal calificadas en su casa. Luego del análisis, mi amiga concluye que no hay nada, y le informa que son los pensamientos de baja vibración los que crean la situación.

La consultante, no contenta con el diagnóstico, acude a otra sanadora, que le dice lo mismo que mi amiga. Va entonces donde una tercera persona, que por fin le dice lo que quiere escuchar: que hay entidades malignas en su casa.

¡Por eso tanto chanta y tanto amarre y tanta macumba!

Me dice otra amiga: “Le haría una pócima para que vuelva conmigo”. Y  le digo que no lo diga ni en broma, que eso trae tremendo karma. Muchas de las mujeres que trabajamos hoy en la luz, estuvimos antes en el lado oscuro. Y si de algo estamos seguras, es de que no queremos volver atrás.

Por eso, mucho ojo con el discernimiento. No existen las soluciones mágicas, ni la espiritualidad de microondas, cualquiera que te venda eso sólo te arrastra a las tinieblas.

Si estás frente a una persona seria, que trabaja con las energías y te “ve” algo, primero que nada, jamás te lo dirá, porque si te lo dice, inmediatamente quedas a su disposición y en una posición inferior. Segundo, si de verdad es un trabajador(a) de la luz, te lo quita sin aspavientos, y sin que te des cuenta.

Hay ingenieros que hacen bellos puentes y otros a quienes se les caen. En el mundo esotérico de la sanación, sucede lo mismo. Personas que te liberan de tus miedos, y personas que te encadenan. Maestros y falsos maestros.

Siempre se cosecha lo que se siembra. No hay ningún atajo en la vida del alma.