• Humberto Almonacid, ex guía de Crecimiento Personal
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Desde pequeño he sido un creyente de que nada en este mundo pasa por casualidad, así que estoy seguro que cada línea y párrafo que escribo, está llegando exactamente a alguien que lo necesita. Así que pon mucha atención para descifrar lo que el universo hoy quiere contarte.

Ultimamente he estado trabajando en varios proyectos de mejora personal y  buscando información por ahí,  me encontré nuevamente con esta maravillosa historia de la naturaleza, sorprendiendo el hecho de como algo tan simple puede dejarnos una enseñanza tan profunda.

Quiero que la revises y la compartas para que estas enseñanzas lleguen a muchas más personas en el mundo.

“Cuenta el mito Japonés, que cada vez que se siembran algunos tipos de semillas de bambú, el agricultor la riega, la abona y la cuida, pero durante los primeros meses no ocurre nada evidente o apreciable en su superficie.

En realidad, no sucede nada durante varios años, al punto que un agricultor con poca experiencia, se convencería a si mismo de haber comprado semillas estropeadas.

Sin embargo, durante el séptimo año, ocurre algo inesperado y maravillo que solo la naturaleza es capaz de entregarnos, ya que en un período de solo seis semanas, este bambú puede crecer hasta más de veinte metros.

¿Tardó sólo seis semanas crecer?. La verdad es que no, ella se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse”

He escuchado muchas historias sobre la filosofía del bambú, algunas sobre su resistencia, sobre su flexibilidad, pero la que más me impacta es esta historia sobre su desarrollo lento y sustentable.

Estamos en una sociedad que valora cada vez más la inmediatez y la rapidez por sobre la pausa y la reflexión consciente. Estamos acostumbrando a correr, a las soluciones parches que generan más problemas que mejoras en el futuro y lo único que logramos es distraernos de las cosas importantes y pasamos en estados de estrés intermitente por vivir en crisis.

Estamos en plena era de la revolución digital, época en la que faltan horas al día para hacer y cumplir con nuestras obligaciones. Siendo precisamente aquí donde el bambú nos revela su lección más importante.
Para poder alcanzar ese crecimiento acelerado y constante, esos verdaderos “saltos cuánticos” como dirían algunas personas, primero debemos buscar terreno fértil para colocar nuestra semilla y esperar que las raíces tengan la suficiente profundidad para sostener nuestro éxito en el largo plazo.

Si no fuera de esta forma, a la primera tormenta, problema, obstáculo o muestra de adversidad, caeríamos al suelo por no tener un sistema personal capaz de soportar toda la carga emocional u operativa que exige lo mejor de nosotros.

Emito un juicio respecto a lo anterior y creo que es lo que le esta pasando a muchas personas hoy en día, nuestra sociedad está necesitada de profundidad, nos hemos convertido en seres superficiales en todo sentido.

Entiendo que todo camino hacia el éxito considerará un proceso de desarrollo y que en la etapa inicial no podrás ver resultados evidentes. También sé que esos resultados al no ser visibles para la mayoría, hacen que aparezcan dudas sobre si el proceso que se está llevando a cabo vale realmente la pena o no, sin comprender que son la base fundamental que sustentará los triunfos venideros.

Quizás no sea necesario esperar tantos años como el bambú, pero es claro, que para poder alcanzar lo que quieres, tendrás que tener un objetivo bien definido y  asumir el compromiso de desarrollar las competencias necesarias para lograrlo, será la única forma para que te conviertas en un milagro de la naturaleza y puedas aumentar tu valor personal al mil por ciento.