La U y sus esfuerzos por meterse en la liguilla
- Eduardo Retamal, ex Guía de Universidad de Chile
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Sin dudas que pese a los problemas futbolísticos que tiene la U por estos días hay cosas positivas. Dentro de ellas está la relación de Pelusso con sus jugadores. No hay dos opiniones hasta ahora en el plantel, e incluso merced a su poder de convencimiento, a los suplentes no se les escucha rezongar bajito, sino intentar aprovechar las opciones de jugar que se les brindan.
Entonces, el uruguayo ha buscado -con tiempo y algo alejado de los micrófonos- intentar sanar de las dolorosas heridas propinadas a su no tan lejana ganadora imagen, perdida en combate y en los puntos al retrasar el equipo frente al cacique y al ser superado inobjetablemente por el ahora campeón cruzado.
Perdida toda chance por el título de un campeonato largo y también ya dilapidado el otro cupo directo a la Libertadores, solamente quedan disponibles el honor de ganar la liguilla y hacerse del medio cupo para agregarse a la fase de grupos de la Copa, donde espera un duro rival boliviano: nada menos que el Bolívar en la altura de La Paz.
Una difícil empresa para el plantel azul, que buscará salir airoso de los tres cruces e intentar recuperar la confianza del Directorio de Azul Azul.
La dirigencia y los jugadores azules se miran de reojo y de la boca para afuera mantienen un discurso común. Ganar la liguilla brindaría algo de aire y tal vez un pequeño crédito para el técnico uruguayo, frente a los exigentes precios del mercado internacional de cuerpos técnicos.
Las definiciones respecto de contratos las maneja herméticamente el Directorio de la concesionaria, pese a trascendidos que hablan de ilustres y onerosos nombres que arriesgarían su prestigio en manejar a un plantel desequilibrado que evidencia las culpas de sus negociaciones pasadas y no habla de una correcta gestión económica y futbolística. Por ejemplo, Gabriel Vargas, un delantero suplente y de escaso aporte global este 2010, tiene otros dos años de contrato con la U.
En lo futbolístico, el bullanguero logró un insólito consenso al perder un partido donde Ñublense debió haber pagado los platos rotos de la derrota en el clásico universitario, pero la abulia del chuncho le allanó el camino a la salvación para la permanencia de los chillanejos en primera, quienes sumaron seis puntos en los últimos dos partidos del torneo 2010.
Dos pelotas divididas cuyo término la defensa azul admite en la red; primero el lateral Rojas no siente la marcación y un larguísimo pelotazo a sus espaldas termina en la red. Luego, la repetición en negativo de un gol de Paredes en el Monumental: anunciada pelota al primer palo que no ataca nadie y entra por el centro del arco de Pinto.
En la última fecha, en un partido de ensayo liguillero, la U derrota al Audax de Labruna merced a un par de aciertos: el de Gallegos al caer luego de los zamarreos de Rieloff, falta penal que Gokú transforma en la ventaja; y el pase al vacío del mismo Rivarola que Edson Puch -disponiendo de tiempo, perfil y espacio- transforma en gol.
Las dudas mayores nuevamente son del fondo azul, dos pelotas divididas –nuevamente centros no atacados por zagueros, más preocupados de estorbar que de despejar el balón- ganadas por el rival en el área propia y que termina absurdamente en la red del chuncho, nos llevan a implorar que, por al menos dos partidos, este equipo defensivamente vuelva a ser lo sólido que fue durante el primer semestre.
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