La dieta emocional: Una gran clave para lograr bajar de peso

Muchas personas piensan en comenzar dietas y hacer ejercicios para perder peso, sin embargo, pocos consiguen sus objetivos de manera permanente. El secreto está en las emociones.

Como ya mencioné en un artículo anterior (¿Por qué hay personas que no consiguen adelgazar?) numerosas veces subestimamos el problema de “los kilitos de más” pensando que solamente es un tema de hábitos alimenticios o falta de ejercicio cuando en múltiples ocasiones la verdadera raíz del problema está en nuestro mundo emocional.

Para la visión tradicional, el sobrepeso en las personas es consecuencia de factores genéticos, orgánicos, como desórdenes metabólicos,  y otro tanto se relaciona con los hábitos que mantienen las personas, etc.

Sin embargo, desde hace poco, y con los últimos descubrimientos de la física cuántica, se ha podido constatar que podemos encontrar una relación entre la manera en que se comporta nuestro cuerpo y el mensaje emocional que le enviamos para que este funcione de tal o cual manera.

Dieta emocional

Foto: El Mercurio

Nuestra emociones influyen en nuestra dieta.

El mundo emocional, es decir, los sentimientos que experimentamos diariamente influyen en nuestro cuerpo y lo hacen reaccionar secretando diferentes hormonas o privándonos de ellas. Esto quiere decir que podría existir una correlación entre lo que sentimos y la manera en que se almacenan las grasas en nuestro cuerpo o se metabolicen las sustancias en él. Esto explicaría por qué existen personas que comen en exceso y no engordan y otras que por el contrario almacenan grasas con apenas comer.

La dieta emocional

Hay ciertas emociones que se relacionan directamente con el sobrepeso como son: la necesidad de seguridad, de ser protegido, el sentirse amenazado por algo, sobre reaccionar por las cosas que acontecen,  la ira, el resentimiento y el enojo no expresado.

Sin embargo, cada persona debe descubrir cuál es la emoción que se esconde en su cuerpo y que produce el funcionamiento anormal. Una vez descubierto, liberar esa emoción y cambiar la configuración de nuestro mundo emocional con el fin de romper patrones nocivos, ser más felices y libres.

A esto se le llama hacer una “dieta emocional” que consiste en hacer una depuración de las emociones: deshacerse de las creencias y pensamientos dañinos que determinan la baja autoestima  y sensación de no control de las cosas que nos ocurren. Recuperar la confianza y seguridad en sí mismo, evitar la auto crítica y despejar el auto boicot. Limpiar las culpas, desequilibrios emocionales y penas que distorsionan el auto imagen y la alimentación para sanar internamente el problema.

Todo cambio profundo comienza de adentro hacia afuera, partiendo por la mente que se materializa en el cuerpo de manera sincrónica y armoniosa. Recordemos que cada uno es responsable de su propia felicidad, y que todos tenemos en nuestro interior el poder de ser quienes realmente queremos ser.

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