Salud mental en Chile: Realmente, muy poco para festejar

Un breve diagnóstico de nuestro país en términos de Salud Mental arroja poco para festejar en estas fiestas patrias.

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En medio del aniversario patrio de Chile, surge la idea de hacer un breve diagnóstico de nuestro país en términos de Salud Mental. Lamentablemente, hemos encontrado poco para festejar en estas fiestas patrias.

Según el Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Diego Portales, en nuestro país, la Salud Mental sería algo así como “el pariente pobre del sistema de salud”. Esto, basado en que, en 2004, el financiamiento del salud mental en Chile sólo alcanzaba el 2.14% del presupuesto total de salud (1/3 de lo que destina EE.UU a este mismo efecto); lo cual, evidentemente no ha sido suficiente para disminuir las enfermedades mentales de la población chilena.

Según la Encuesta Nacional de Salud, realizada en 2009, un 17,2% de la población chilena (mayor de 15 años) ha presentado síntomas depresivos en el último año. Por su parte, el suicidio (en personas entre 20 y 44 años) es la segunda causa de muerte en Chile, concentrando 12,8% de las defunciones.

Con lo años, los gobiernos parecen haber evidenciado estas cifras, dando a conocer distintas estrategias de salud para el cumplimiento de diferentes objetivos sanitarios (veáse, programa “Elige vivir sano”). Con esto han querido reconocer que las enfermedades mentales empeoran sustancialmente la calidad de vida de las personas. En este sentido, las políticas públicas se han propuesto principalmente:

  • Disminuir la prevalencia de discapacidad en personas con enfermedad mental
  • reducir el consumo y riesgo asociado al alcohol
  • disminuir la prevalencia de consumo de drogas ilícitas
  • disminuir la mortalidad adolescente generada por suicidios

¿Cómo lograrlo? A través de la medición periódica de la prevalencia y discapacidad poblacional asociada a trastornos mentales; a través del aumento de la cobertura de los equipos de salud mental; y, a través de la mejora de las intervenciones en esta área. Para ello, es evidente que se necesita la asignación de una mayor cantidad de recursos a esta área específica de la salud. Cifra que hasta 2012, no superaba el 3% del presupuesto total de salud.

En conclusión, Chile presenta un importante déficit en el financiamiento de la salud mental comparado con otros países; lo cual, no le ha permitido cumplir sus objetivos de salud planteados para la última década. Según las autoras del artículo en cuestión, a futuro, sería interezante poder priorizar las patologías mentales e ir incorporándolas cada vez más a los planes de salud pública (AUGE/GES). Por ahora, poco que festjear en Chile en términos de salud mental.

La esperanza queda puesta en que la socialización de estos temas permita hacernos más conscientes de las necesidades de nuestro país. Visibilizar estos temas nos permite problematizarlos y, en consecuencia, volvernos agentes de cambio. Todos/as podemos aportar en algo: Un buen propósito para celebrar a Chile en estas fiestas patrias.

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