Instinto maternal: ¿Existe realmente?
- Camila Rodríguez, ex guía de Psicología y Tendencias
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Antes de los años setenta, los hijos eran una consecuencia obligada de la unión entre un hombre y una mujer. Y, más aún, toda mujer que engendrara un hijo -sin cuestionárselo demasiado- debía poseer lo que se conoce como “instinto maternal”. Sin embargo, hoy en día, cabe preguntarse: ¿Existe realmente este impulso innato a la maternidad en todas las mujeres?
Actualmente es cada día más evidente que “el deseo de hijos no es ni constante ni universal”. Por lo mismo, desde que elegir la maternidad es una opción, ya no se puede hablar de “instinto”. Si por “instinto maternal” se hace referencia a un deseo innato que impulsa a las mujeres a tener hijos, definitivamente esto no existe.
Lo que sí confirmarían algunos estudios psicológicos en el área es que sí surgiría algo “instintivo” a la hora de dar a la luz que toma forma de medidas de protección y cuidado del recién nacido. No obstante, tampoco es algo completamente universal.
Existen estudios que han indagado en el por qué tenemos hijos. Entre encuestados franceses las respuestas mayoritarias han sido: “Porque los hijos hacen que la vida cotidiana sea más bella y feliz” y “Porque te permite perpetuar la familia, transmitir tus valores, tu historia”. Sin embargo, más allá de los motivos, parece ser que la decisión de tener hijos apela mayormente a motivos afectivos y normativos; mas que a una toma de consciencia real sobre lo que significa realmente ser padre.
Ahora bien, el “instinto”, mejor dicho la preferencia o elección de ser madre, se asocia con el tipo de relación que se haya tenido en la infancia con los propios padres. Es decir, el deseo de ser padres se vería condicionado por las experiencias vividas en torno a la paternidad. Y, más allá de las vivencias infantiles, también influyen factores y experiencias presentes como el tipo de embarazo y los sentimientos asociados a éste, el apoyo manifestado por la pareja y la familia, etc.
Los motivos de quienes deciden no ser madres son variados. A algunas mujeres simplemente no les gusta la idea, otras temen que se retarde su carrera profesional o se arruine su relación de pareja, también hay otras que se sienten incapaces de cuidar o educar a un hijo.
Finalmente, la polémica aún suele recaer sobre estas mujeres, las que asumen no tener este “instinto” o simplemente no quieren ser madres. Aunque en menor medida que en otras épocas, nuestra sociedad, creencias y cultura siguen apegadas a ciertas costumbres y tradicionalismos. No querer ser madre es comúnmente asociado a egoísmo y un exceso de racionalidad; olvidando que, a fin de cuentas, todo ser humano es libre de tomar las decisiones personales que favorezcan y acrecienten su felicidad.
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