Niños extremadamente preocupados: Los trastornos de ansiedad infantil

Los trastornos de ansiedad pueden presentarse en cualquier etapa de la vida.

Guía de: Psicología y Tendencias

Los trastornos de ansiedad pueden presentarse en cualquier etapa de la vida, ya sea en adultos, adolescentes e incluso en la infancia.

Estos son aún más frecuentes que los trastornos de conducta y depresión en los niños. Sin embargo, pareciera ser que la población adulta cuenta con menos información sobre estos trastornos y por lo tanto es de esperarse que sea más difícil detectarlos en los más pequeños.

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En la sociedad actual, nuestros niños y niñas parecen cada vez más preocupados. Cuentan con una mayor cantidad de estímulos provenientes de las pantallas móviles y al estar hiperconectados y, al mismo tiempo, contar cada vez con una mayor cantidad de actividades extraprogramáticas, pueden verse más estresados.

Preocupaciones o ansiedades son normales en ciertas etapas de su desarrollo, pero ¿cuándo debemos preocuparnos?

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Los trastornos de ansiedad se caracterizan por generar un tipo de pensamiento exagerado de preocupación, negativo y difícil de controlar.

Si bien tener miedo, preocupación o vergüenza son sentimientos inherentes al ser humano, lo que debe prender las alarmas es la intensidad con que estos sentimientos surjan en los niños y niñas.

Cuando la preocupación de una mala calificación se transforma en la posibilidad de repetir el curso, una salida de los padres solos por una noche pueda generar pensamientos de que no volverá a verlos o una pelea genere la idea de una ruptura definitiva debemos preocuparnos.

Nos dice el psiquiatra Ariel Gold, catedrático de la Universidad de la Republica del Uruguay, que esto nos entrega información de cómo el niño o niña está recibiendo lo estímulos del medio de manera exagerada y catastrófica.

Si bien existen varios tipos, dos de los trastornos de ansiedad más comunes y a tomar en cuenta en niños son los siguientes:

Trastorno de ansiedad o fobia social: esto puede generar que niños en edad preescolar y escolar se niegan a asistir al colegio o incluso eviten situaciones como la invitación a la casa de un amigo o amiga. Esto se genera porque tienen mucho miedo a lo que puedan pensar o decir los demás.

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En general, niños y niñas con este trastorno se ruborizan fácilmente y no les gusta ser el centro de atención. Situaciones como levantar la mano en clase para realizar una pregunta al profesor o realizar actividades con grupos de pares puede generarles miedo y ansiedad.

Según KidsHealth, una característica que puede ser observada por padres o profesores es el mutismo selectivo. Lo cual es el extremo de la fobia social, cuando el niño o niña puede hablar, pero elige no hacerlo en el colegio o lugares en que no se siente cómodo. Sin embargo, al estar con sus padres o amigos más cercanos no tienen mayor problema en comunicarse.

Trastorno de ansiedad por separación: si bien es común y esperable que bebes y niños presenten ansiedad y nerviosismo las primeras veces que se separan de sus padres, lo habitual es que esto cese con la edad y la rutina (de ir a la escuela o quedarse en casa con otro cuidador).

Cuando esto se mantiene en el tiempo podemos encontrarnos en presencia de este trastorno que puede generar ideas irracionales como “me van a abandonar en el supermercado”, “se va a caer el avión y no los veré más”.

Está preocupación intensa muchas veces conlleva síntomas físicos como dolores estomacales o cefaleas.

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Al reencontrarse con sus padres o lograr comunicarse con ellos estos malestares cesan, lo que provoca que adultos puedan dudar si el niño o niña realmente se sintió enfermo o pensar que intentaba llamar la atención. Sin embargo, el malestar es real.

Ambos trastornos deben ser motivo de preocupación y conversación con nuestros hijos, ya que el trastorno de fobia social puede reforzar la evitación al interactuar con otros por el uso de videojuegos y redes sociales generando que luego se prescinda de “estar con otros” y el niño pierda oportunidades de desarrollo personal que solo se producen en el relacionamiento con niños de su edad .

De la misma forma, el trastorno de ansiedad por separación, de acuerdo al psiquiatra Ariel Gold, al no ser tratado presenta correlación con la aparición de episodios de trastorno de pánico en la etapa adulta.

Por esto es muy importante que padres, profesores y adultos cercanos a niños y niñas que puedan presentar este tipo de síntomas hablen con ellos sobre sus miedos. Les muestren que los entienden y que están dispuestos a escuchar las razones por las cuales se sienten así y que los acompañaran dando pequeños pasos para superar estas ansiedades o asistir a un especialista de la salud mental.

Muchas veces no nos encontramos en presencia de este trastornos, y el tan solo hablar sobre sus sentimientos puede ayudar al niño, pero es importante generar estos espacios de conversación y ayudar a los niños y niñas a descifrar y conocer sus emociones.

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