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¿Cómo evitar el peligroso consumo de bebidas gaseosas?

El abuso de este tipo de líquidos produce efectos nocivos para el cuerpo humano, como presión arterial alta y el sobrepeso por su gran cantidad de calorías. A continuación, te enseñamos a vivir sin ellas.

Quien ha probado una bebida gaseosa, cualquiera sea su marca o sabor, siempre queda con la sensación gratificante de saciar la sed y refrescarse, pero no todo es tal cual lo pintan las distribuidoras y la publicidad. Más bien, estudios y estadísticas científicas indican que el uso y abuso de este tipo de líquidos trae más perjuicios que  beneficios a la salud.

De partida, las bebidas gaseosas contienen entre sus ingredientes grandes cantidades de azúcar refinada (sacarosa y almíbar de maíz de alta fructosa). Por ejemplo, la fructosa afecta directamente los niveles en algunas hormonas, como insulina, leptina (hormona que inhibe el apetito) y grelina (hormona que estimula el hambre).

De acuerdo a varios estudios que se han realizado sobre el consumo de la fructosa y el efecto que tiene sobre las hormonas, se ha detectado que tiene una incidencia fundamental en la ganancia de peso y la obesidad.

Bebidas Gaseosas

Foto: María José Vásquez

Para ejemplificar, una lata de bebida (355 ml) contiene aproximadamente 10 cucharaditas de azúcar y aporta 150 calorías. Su consumo aporta muchas calorías que no son necesarias para la dieta cotidiana. Esto sumado a la falta de ejercicio y al mapa genético de cada individuo puede contribuir a la obesidad.

Y como si fuera una cadena perniciosa, sufrir sobrepeso u obesidad aumenta el riesgo de diabetes, problemas cardíacos, infarto, cáncer y otras enfermedades y causa problemas sociales y psicológicos. Lo peor es que los niños están muy expuestos, en especial a la sobredosis de estos productos y al bombardeo mediático de sus campañas publicitarias

Consejos

Reducir la cantidad: Tal como sucede con todo tipo de adicciones y su tratamiento de rehabilitación, los especialistas recomiendan disminuir progresivamente su consumo, bajando la cantidad diaria en un 20% cada vez.

Cambiarla de posición: Quizás sea una técnica demasiado simple, pero funciona.  Lo único que hay que hacer es cambiar la posición habitual de la bebida y poner algo más de dificultad para conseguirla, por ejemplo, en el refrigerador detrás de las verduras o en un altillo.

Calendarizar el no consumo: Una técnica muy usada en los asuntos carcelarios, pero que puede ser muy beneficiosa para esta terapia es calendarizar los días y marcar con rojo cuando se rompe con el hábito.

Reemplazar las burbujas: Una de las características más adictivas y tentadoras es, tal como lo dice su nombre, el gas y las burbujas que producen la efervescencia. Para ello, es recomendable sustituir las gaseosas por agua mineral o soda con un toque de agua natural.

La cafeína es el enemigo: Una de los ingredientes más adictivos de las gaseosas cola, es la cafeína, para lo cual es recomendable sustituir su consumo con alguna infusión natural como  el té, ya sea en su versión helado o frío.

Hidratación es la clave: Por lo general, las personas calman la sed con las bebidas, por lo que se recomienda en caso de tener la sensación de sed, beber un buen trago de agua natural, la cual siempre es la mejor opción para mantenerse hidratado.

Dejar gradualmente el consumo de azúcar: El consumo de azúcar provoca cierta adicción y la ausencia de esta produce ansiedad, para lo cual es mejor siempre evitar su necesidad elevando el consumo de frutas.

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